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Motivos personales

CHUCHERÍAS Y QUINCALLA ·

Teri Sáenz

Logroño

Domingo, 20 de septiembre 2020, 09:58

De todas las razones que pueden esgrimirse para dejar un cargo público, la más perturbadora es 'motivos personales'. Pronunciar esas dos palabras levanta un muro inexpugnable, nadie osa preguntar más allá. El obligado respeto a la intimidad impide franquear esa barrera y el ya exresponsable ... de cualquier puesto de postín sale por la puerta sin saber si hay que darle la enhorabuena o el pésame. Si se muda con la familia al Caribe o ha cometido un error de gestión imperdonable. Todo queda así en una nebulosa de rumores y elucubraciones que suelen fomentar, paradójicamente, quienes menos conocen su esfera privada. 'Motivos personales' es un paraguas tan ancho e impermeable que deja la marcha en una tierra de nadie. Se desconoce si tiene forma de cese o renuncia, de relevo o dimisión, de ascenso al cielo o patada a los infiernos. El cortafuegos que provoca es inversamente proporcional a los detalles que se ofrecen cuando es nombrado. No es inhabitual que su designación esté envuelta en solemnidad y pirotecnia. Que se subraye entre fotos desde todos los ángulos su brillante carrera hasta entonces, lo abultado de su currículo, lo acertado de la elección. Cuando su etapa acaba abruptamente, la respuesta es recurrente: 'motivos personales'. Lo más inquietante llega cuando no es uno el que cae del mismo organigrama, sino que casi al mismo tiempo lo hacen dos, tres, cuatro, diez, veinte. Y uno duda de hasta cuánto se puede estirar el mismo pretexto. Si el abuso de un argumento lo envilece y tantos motivos personales no lo serán de todos que se van, sino de quien los trajo.

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