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Este domingo se ha conmemorado el 50 aniversario de la entrega de la medalla de la Paz en la ONU a Pau Casals, en un acto durante el que interpretó el Cant dels ocells (Canto de los pájaros), como Himno de la Paz. Gran ... músico e infatigable defensor de la paz, aprovechó cada ocasión con los políticos del momento para concienciarles de la tremenda inhumanidad de las guerras, así como cada intervención en la ONU: en 1958 declaró que este organismo era el mejor defensor de la paz y la mayor esperanza frente a los nacionalismos y la guerra nuclear, reclamando paz entre las grandes potencias del momento inmersas en la Guerra Fría; en 1963 volvió a ensalzarla interpretando la composición El Pessebre, o en 1971 cuando recibió la mencionada medalla e interpretó el Himno de la Paz con firmeza y maestría a los casi 95 años. Un hombre de paz, ciudadano de un mundo en conflicto con las Guerras mundiales y la Guerra civil española, y defensor de los derechos humanos; un referente por su actitud moral y denuncia frente al peligro destructor del conflicto.
Hoy, en una época no exenta de desafíos como: el papel de Europa, la crisis energética o los palpables cambios económicos y geopolíticos, se hace imprescindible contar con dirigentes y voces que ostenten una fuerte actitud moral en la política para que sea el cemento de la sociedad. Políticos modernos que ejerzan un poder carismático, sobrio, flexible pero firme, de diálogo reflexivo, con firme sentido del momento y con una actitud de gobierno guiada por el compromiso como el que ha ejercido Angela Merkel, aún con sus luces y sombras que prueban su humanidad, dejando tras sí una extensa trayectoria de poder con estilo sobrio, responsable y comprometido, anclado en la moral, lejos del de otros líderes.
El mundo actual se enfrenta a un cambio del que el ciudadano solo percibe síntomas. Necesita de líderes indiferentes a las tramas del poder, pero con mentalidad a tono del tiempo y países, en pro del bien común en lugar de aquellas presidencias basadas en la verticalidad del poder y el postureo, con discutible sentido de responsabilidad en las decisiones adoptadas y escasa asunción de sus consecuencias. La partida de Merkel o la desaparición de referentes como Pau Casals, dejan a este mundo turbulento y ansioso falto de faros que iluminen un liderazgo fundamentado en la paz y el compromiso responsable.
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