Qué cosas tienen los calendarios. Hace un mes, cuando el Gobierno Andreu decidió devolver el debate sobre el estado de la región a junio, el momento parecía hasta bien elegido. Se trataba de pillar al PP sin cartel electoral y así regalarle a la presidenta ... dos días de altavoz mediático con la única oposición del portavoz Garrido. Y evitarse que, en otoño, la misma Andreu tuviera que pegarse con quien le va a disputar las habichuelas en mayo.

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No está muy claro en si los asesores de la presidenta cayeron o no en que ese día 22 era tres días más tarde de las elecciones de Andalucía. Es probable, pero las previsiones decían entonces que, si el PP repetía mandato, sería con la concurrencia de Vox. Lo cual daría al PSOE doble munición: la de recordarle al PP que todavía sigue sin cabeza en La Rioja, y la de darle además en el flanco de la ultraderecha, que es donde le duele.

Pero llegó el 19, Juanma se llevó por delante al PSOE como quien espanta moscas, y todo ha cambiado de golpe. En qué momento, pensarán ahora esos asesores. Porque de pronto Andreu se encuentra en la tesitura de lanzar sus mensajes desde un suelo que se tambalea, sabiendo que sus posibilidades para mayo, que ya eran apretadas, se han reducido aún más.

Enfrente, al PP casi le bastará con lanzar ese mensaje de fin de ciclo que ahora es tan fácil de vender, aunque el que lo haga sea un esforzado interino y no un cartel electoral.

Le queda eso sí a la presidenta el comodín de la chistera. Esto Pedro Sanz lo manejaba muy bien: anunciaba por sorpresa algo gordo el primer día y otro algo gordo el segundo, y la oposición ya podía decir misa. Habrá que ver si Andreu copia de ese cuaderno.

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