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El Instituto de Estudios Riojanos no quiere morir pero lo están matando. Eso escribí hace unos días y eso sigo creyendo después de que el pleno del Parlamento aprobara una nueva moción de IU, defendida por Henar Moreno, que instaba al Gobierno a restituir el ... IER y las fundaciones Sagasta y San Millán en el palacio de los Chapiteles. Por dos veces, en muy poco tiempo, el Parlamento unánimemente acordó poner fin a la pesadilla del humillante traslado a los sótanos del palacio de los Chapiteles del personal del IER y el desahucio de las fundaciones.
Es difícil saber quién y por qué, del variado organigrama del Gobierno, tuvo la ocurrencia de crear un problema donde no lo había. Aunque ya saben que hay expertos en atizar incendios en los que se queman otros. Es difícil comprender a quién molestaba el IER que lleva en ese edificio 15 años, de los 75 que tiene de vida, con reconocimiento general por su labor investigadora. Quienes no dan importancia a lo ocurrido, quienes se niegan a ver el atropello que se ha perpetrado, sostienen que el IER es poco conocido. Si ello fuera cierto hubiera sido impensable que, de forma espontánea, 600 riojanos (investigadores, mundo de la cultura y ciudadanos en general) suscribieran en pocos días un manifiesto pidiendo que si era necesario reformar algo se reformase pero que siguiera ocupando el edificio emblemático acorde al prestigio de la institución que acoge.
Nadie sabe ni por qué se adoptó tal decisión ni por qué razón el desahucio se ha producido sin delicadeza alguna, sin convocar ningún órgano rector del organismo autónomo y, por supuesto, a espaldas de investigadores y trabajadores. Es incomprensible el silencio, no sabemos si cómplice o aterrado, de su director y Consejo Académico. Nadie sabe quién hace y deshace. El Gobierno afirma que se está impulsando el IER pero nadie conoce sus planes de investigación, la planificación que ya debiera estar en marcha para la celebración de su 75 aniversario o las propuestas de mejora que toda institución necesita con el paso del tiempo.
Lo que pasa con el IER es un misterio de tal magnitud que bien podríamos becar a un detective para que lo investigue. Nadie sabe nada y nadie se responsabiliza de haber dado las órdenes que han perpetrado el desaguisado. Disponiendo el Gobierno de La Rioja, como dispone, de dependencias dignas para alojar una Consejería, ya sea la de Igualdad o la de Agricultura, ¿por qué el palacio de los Chapiteles? ¿Cuáles son las razones que hacen imperativo el uso de ese edificio y no de otro? Se dice que el IER no va a desaparecer sino, por el contrario, a crecer como institución referente de la investigación riojana pero, a renglón seguido, se la humilla y maltrata. ¿Cómo puede justificarse tan flagrante contradicción? ¿Alguien se imagina, por ejemplo, al Instituto Cervantes, que es el embajador de la cultura española, en un sotanillo, como si estuviera realquilado por misericordia y no por lo que representa? Porque eso parece que ha ocurrido, que no los han puesto en la calle, tanto a los trabajadores como los fondos documentales, bibliográficos, fotográficos, hemerográficos, etc., por lástima. Mejor dicho, por guardar las apariencias y poder decir que no ocurre lo que todos vemos. Afortunadamente 600 riojanos alzaron la voz, hoy serían muchos más. Si nadie dice nada, si todo el mundo hubiera guardado el mismo silencio que los rectores del Instituto de Estudios Riojanos, el desahucio hubiera sido completo y pronto hubiéramos asistido a su entierro.
Otro de los múltiples misterios sin resolver se esconde tras los muros y columnas del Parlamento. Un día, empujados por la presión ciudadana, se aprueba por unanimidad impulsar el IER. A los pocos días, la Consejería de Igualdad avanza en la ocupación del edificio desalojando de sus despachos a los trabajadores del Instituto. En roman paladino: ni puñetero caso a lo aprobado.
Si todos están de acuerdo, incluido el Gobierno, ya que la propia presidenta y la consejera de Igualdad, que ha invadido el edificio han votado a favor, ¿por qué incumplen lo acordado? Qué autoridad ordena estas cosas es algo que tampoco aclaran. Nadie sabe nada, como si un fantasma habitara el palacio y de noche hiciera de su capa un sayo. Los investigadores del IER estamos asombrados ante tanta acumulación de incógnitas, ante el escandaloso silencio de quienes tienen asignada la misión de proteger la institución.
Todo es tan extraño que aunque en el Parlamento se ha aprobado otra vez por unanimidad dejar a las Fundaciones y al IER como estaban y donde estaban en el ambiente flota la creencia de que lo aprobado el pasado jueves es papel mojado. Si la sospecha llegara a consumarse no solo estaría en peligro el IER sino el prestigio y la utilidad del Parlamento. Quedaría en cuestión la convicción democrática de quien decida burlar la resolución de la Cámara.
Estaremos entonces ante un problema cualitativamente más grave que la agresión a una institución querida por los riojanos.
Lo único que está claro en este doloroso misterio es que el IER, que no se metía con nadie, ha sufrido una agresión sin precedentes. Como es mejor ponerse 'colorao' una vez que ciento amarillo, hubiera sido mejor reconocer el error y rectificar por voluntad propia que arriesgarse ahora a incumplir un mandato parlamentario.
Como nadie habla claro, como nadie explica la verdad, la bola crece como el algodón de azúcar en la feria. Hay demasiadas preguntas sin contestar, demasiadas incógnitas por despejar y demasiados misterios por resolver. Y mientras, uno de los referentes de la investigación riojana agoniza. Poco es, pero al menos que no cuenten con nuestro silencio.
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