Pablo Hermoso de Mendoza ha convertido en noticia la obviedad. Después de meses de silencios y rumores, el alcalde de Logroño ha oficializado su voluntad ... de volver a encabezar la papeleta socialista para intentar mantener la Alcaldía de Logroño. El manual básico dice que, tras una legislatura en el poder, ese gobernante es la apuesta natural y hasta obligada de su partido por reeditar el cargo, tanto por el peso mediático ganado como por la necesidad de completar un programa propio. Sin embargo, en el caso de Hermoso de Mendoza se ha hecho esperar el paso adelante. Para entender la demora en una decisión que debería haber sido automática no hay que mirar tanto al presente como leer el pasado. El impacto del proyecto de 'Calles Abiertas' no solo no se antoja un impedimento para optar a un nuevo mandato, sino que sabe a acicate para quien desde el minuto cero se comprometió a ejecutar un modelo de viabilidad urbana que ya asumía controvertido al margen de encuestas. El eco de las dudas de Hermoso llegaban más desde Martínez Zaporta, de donde ha venido demandando un respaldo férreo y una garantía de independencia para conformar su equipo que no ha acabado de ver hasta la verbalización de su apoyo por parte de Concha Andreu. Hace apenas cuatro años, el actual alcalde no era nadie en la escena pública y su carrera profesional discurría en la sociedad civil. De un día para otro, el aspirante apadrinado oficiosamente por el entonces todopoderoso y ahora arrinconado Francisco Ocón se impuso en unas primarias abiertas a Beatriz Arráiz. O lo que es igual: un recién llegado a la primera línea sin caché en el partido superando a la candidata del PSOE clásico, lo cual sembró un malestar que solo la histórica victoria en las urnas aplacó. Al menos, temporalmente. Hermoso fue entonces el mirlo blanco que devolvió Logroño a los socialistas, aunque algunos lo quieran solo rojo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónAún no hay comentarios