METER LA MANO

Dicho en breve: a un lado de la raya, los que quieren menos impuestos, menos estado, menos regulación. Al otro, los que confían en las bondades de lo público, en la redistribución desde arriba y, como corolario, en que hay que cobrar una cantidad de impuestos adecuada a tal fin.

Esa pelea es la que importa porque, si se piensa, todo lo demás cuelga de ella. Y porque se repite en todas partes. Ayer, verbigracia, en el salón de plenos que Moneo diseñó para Logroño.

Una cosa así de importante merece un debate serio, creo yo. Por eso odio cada vez que oigo expresiones como «atraco fiscal» o «meter la mano en el bolsillo de los logroñeses», que de esa guisa se despacharon ayer PP y Cs ante la subida de los impuestos logroñeses. Eso no es un debate, es un exabrupto que, además, impide cualquier debate serio posterior.

Dicho lo cual, la arremetida anti-fiscal del PP tuvo al menos una cualidad para este observador plenario: la sensación de que, por fin, los 'populares' de Conrado Escobar se han soltado el pelo. Curiosamente el alcaldable 'popular' tiene un equipo bastante sólido en lo dialéctico, cosa de la que el PSOE no anda demasiado sobrado, al menos por ahora, y parece que por fin va cogiendo velocidad.

El debate fiscal dejó otra sorpresa: Unidas Podemos no consideró necesario decir nada acerca de tal cuestión, renunciando a todos los turnos de palabra de los que disponía. Y es que no deja de maravillarme la falta de perfil propio de los socios 'morados' de Hermoso. Viéndoles, a ellos y al regionalista Antoñanzas, nadie diría que esto es una coalición: más parece una familia.