El merengue

Dicen que los españoles somos los europeos que más noticias falsas consumimos porque se difunden sin sonrojo por expertos en nada. Como en el tango, «es lo mismo un burro que un gran profesor», «vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos». Mientras deshacemos mentiras, el talento huye de España. He leído a un joven investigador riojano que estudió Biotecnología y en 2013 partió a la Universidad de Leuven (Bélgica) para dedicarse a la investigación. Afirma, con tristeza, que «si volviese a España tendría peor sueldo, menor estabilidad y una financiación más pobre» para su proyecto investigador. Muchos otros jóvenes estupendos se tienen que ir a desarrollar su inteligencia a otros países mientras aquí seguimos librando batallas absurdas en el plató de la telerrealidad.

Los focos están ahora en Madrid y el guión es ruido y bronca. Isabel Díaz Ayuso es la reina de la programación. Los demás, incluido Casado que ya huele a pasado, están desintonizados. Ayuso arrasa en audiencia y, seguramente, en las elecciones. Está por ver si su triunfo soluciona los graves problemas de gestión que oculta en el escenario. Hay que reconocer esta semana ha estado espectacular. Negociar la compra de la vacuna Sputnik porque el incompetente gobierno de España no piensa en los ciudadanos y por eso superwoman explora soluciones con intermediarios amigos, es un golpe de efecto que ni el mago Houdini superaría. ¿Se escucharían iguales elogios si lo hacen el gobierno catalán o el vasco? ¡Madre mía, no me quiero imaginar el plató del reality show! Ayuso, ella solita, ha descubierto que la Libertad vive en Rusia y acuna a Putin por la noche. Libertad le ha inspirado un decreto para permanecer en el poder eternamente mientras el líder opositor, envenenado al estilo KGB, agoniza en la cárcel. La libertad del poder. Putin y Trump siempre fueron para muchos el ejemplo, las dos caras de la moneda del poder. ¡Cómo vamos a apagar la tele si la realidad no existe fuera!.