Menudo lío

Hoy, siete meses después de su publicación y sin nada mejor que hacer, se me ha ocurrido ver cómo van las predicciones del boticario. ¿Estará acertando en ellas o sus profecías se estarán cumpliendo como se cumplen las previsiones electorales del señor Tezanos? Esas previsiones que, hasta que se inicia el recuento de votos, siempre dan por ganador al PSOE.

Y decía la primera de las predicciones: «Bajo el clima babilónico opuesto grande será sin derramamiento». Y dicen sus exégetas que esto se refiere al cambio climático. Yo no lo sé, pero lo que sí que sé es que entre sequías, inundaciones, tormentas, granizadas y huracanes, este clima que estamos creando y sufriendo a la vez, no hace más que darnos disgustos. Así que con esto del clima opuesto... apúntese una, señor Nostradamus.

Y dice la segunda: «Templos sagrados del tiempo romano rechazarán los cimientos de su fundación». Que, por lo que dicen sus intérpretes, aquí el bueno de Nostradamus se está refiriendo al final de la Unión Europea, ¡Uf, vaya lío! Yo no sé ustedes, pero a mi pobre entender esta profecía lo mismo quiere decir eso de la UE, que ¡la gallina! Así que, Nostradamus, apúntate un rosco.

Y dice la tercera: «A la muerte repentina del primer personaje, será cambiado y pondrán a otro en su reino». ¡Ostras! No hace falta pensar mucho. La muerte de la reina de Inglaterra y el advenimiento al trono de Carlos hace más que buena la predicción de Nostradamus. Así que, en esta ocasión, puntazo cum laude, boticario.

Y dice la cuarta: «Alrededor de la Gran Ciudad, habrá soldados alojados en campos y suburbios». Y también aquí parecen tenerlo claro los exégetas. ¿Una guerra entre dos países? Y de ser así, ¿adivinan cuáles? Pues otro punto para el boticario y son tres sobre cuatro.

Y nada más. Será así o no lo será. Estará o no estará acertado el nota de Nostradamus. Seguiremos con las guerras y las desgracias sin cuento. Su críptico lenguaje deja la puerta abierta a la duda. Piensa mal y acertarás, parece que sea el lema de nuestro boticario. Pero no seamos pesimistas y no hagamos caso a tantas desgracias, duelos y reveses como nos pronostican. Al fin y al cabo no olvidemos que se trata de profecías, solo eso y como dijo Spinoza: «Las profecías nunca hicieron más doctos a los profetas».

Y en esas estaba cuando me dio por pensar que, de todas formas, ¿cómo, hace más de 500 años, alguien sabría eso de que a la muerte repentina del primer personaje... 500 años, Isabel II, Carlos III...? ¿No es todo mucha coincidencia? ¡Vaya lío! Tezanos, ¡aprende, coño! Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.