Vivimos tiempos de incertidumbre en todos los ámbitos. La pandemia y sus consecuencias lo impregnan absolutamente todo, pero uno intenta buscar elementos que aporten certezas y, últimamente, los encontramos en la generalización de las vacunas, que van a permitir recuperar a medio plazo esa tan ... ansiada «normalidad».
Cuando echo la vista atrás, me doy cuenta de lo que ha pasado en el último año y cómo nos ha cambiado la vida a toda la ciudadanía. No somos capaces de saber cuáles serán las consecuencias exactas que todo esto tendrá desde el punto de vista económico y social, pero hemos conseguido pasar del confinamiento estricto que vivíamos hace un año a poder continuar con nuestra vida, aunque con restricciones y limitaciones.
Celebrábamos el pasado Primero de Mayo de manera virtual por primera vez en la historia y no en las calles, como hemos estado haciendo desde que la Democracia lo ha permitido. Durante todo este tiempo, desde la Unión General de Trabajadores hemos dado una muestra de responsabilidad centrando nuestro trabajo prioritariamente en salvar vidas y garantizar la salud en los centros de trabajo. Pero también en proteger la economía y, sobre todo, el empleo.
«Ahora toca cumplir, porque el país está en deuda con su gente trabajadora»
Ahí están los acuerdos a los que los agentes sociales y económicos hemos llegado en el marco del Diálogo Social, que se ha revelado como el mejor espacio para resolver nuestras diferencias e impulsar las políticas públicas. Tenemos algunos ejemplos en el ámbito nacional y en el regional, como el acuerdo de los ERTE o el Acuerdo para la Reconstrucción Económica y Social de La Rioja.
Por parte de la UGT, hemos insistido hasta la saciedad en la importancia del reforzamiento de los servicios públicos como mejor elemento para mantener el estado de bienestar, aunque ello seguramente nos obligue a tomar medidas para garantizar una fiscalidad más justa y progresiva. Igualmente, no nos cansamos de exigir el reconocimiento a esos trabajadores y trabajadoras esenciales que, a pesar de que en algunos momentos han sido invisibilizados, cada día hacen posible que nuestras necesidades básicas estén cubiertas. Hay que dignificar sus condiciones de trabajo, porque son primordiales en esta guerra contra el coronavirus.
En este Primero de Mayo, desde los sindicatos de clase creemos que es el momento de recuperar la agenda social que quedó aplazada al inicio de la pandemia, y la queremos retomar allá donde la dejamos, porque las promesas del Gobierno progresista de coalición todavía no se han cumplido. Son, además, compromisos adquiridos no solo con las organizaciones sindicales, sino con toda la ciudadanía. Desde febrero hemos decidido exigir en las calles que el Salario Mínimo Interprofesional debe ser incrementado para dar cumplimiento a la Carta Social Europea, tal y como han hecho los países de nuestro entorno. Esta subida afectaría a sectores esenciales como el agrario, la seguridad o la dependencia, y sería el mejor plan de reactivación del consumo que podemos poner en marcha en nuestro país si queremos salvar la economía y mantener el empleo.
También es imprescindible derogar las reformas laborales impuestas al amparo de las políticas de austeridad, porque, sin duda, no han cumplido con su objetivo de acabar con la dualidad del mercado de trabajo. Solo se han traducido en más temporalidad y precariedad en todos los sectores, han producido un desequilibrio de fuerzas en lo referente a la negociación colectiva, y en lugar de apostar por medidas de flexibilización interna en las empresas, han generado despidos al hacerlos más fáciles y baratos.
Por otro lado, es urgente un gran acuerdo en materia de pensiones que garantice la suficiencia del sistema actuando en los ingresos y no en los gastos. Es necesaria así la derogación de la reforma de pensiones de 2013 y recuperar el consenso de 2011, además de eliminar el factor de sostenibilidad y garantizar el alza de las pensiones en función del IPC. Desde UGT rechazamos de plano la penalización de las jubilaciones anticipadas o la ampliación del periodo de cómputo para el cálculo de la pensión de 25 a 35 años.
Otros retos deben ser abordados si queremos que la recuperación sea un hecho en los próximos años, como el inexcusable cambio de modelo productivo. Para ello, tenemos una gran oportunidad de la mano de los fondos de reconstrucción europeos y del Plan de Transformación de La Rioja, que se debe traducir en proyectos concretos para que permitan la modernización de la comunidad y nuestra economía, pero sobre todo se tiene que traducir en la creación de empleo estable y de calidad.
En definitiva, desde la Unión General de Trabajadores decimos que «Ahora toca cumplir», porque el país está en deuda con su gente trabajadora. El Gobierno debe impulsar las políticas necesarias para corregir las desigualdades, proteger a los colectivos más vulnerables y apostar por la justicia social, y hacerlo además en el marco del Diálogo Social con la participación de sindicatos y empresarios. Mientras tanto, desde UGT seguiremos demandando en las calles más derechos y libertades, porque es lo que llevamos haciendo desde hace más de 133 años, y gritando alto y fuerte:
¡Viva el Primero de Mayo!
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