Mataron a los buenos
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El fanatismo y la falta de respeto al que no piensa igual han llevado al ser humano a mostrar lo más bajo de sus instintosComo mataron al Bueno por excelencia. Hace dos mil años largos, y después de dos juicios más falsos que Judas, uno civil ante Pilato y otro religioso ante el Sanedrín, mataron a Jesucristo de la manera más indigna, desleal y alevosa que se conoce en ... la historia. Ese Jesús de quien dicen los que lo conocieron y trataron que «pasó por la vida haciendo el bien», tal que limpiar a leprosos, hacer hablar a los mudos, andar a los cojos, ver a los ciegos y lo más pasmoso, resucitar a los muertos. La vuelta a la vida de Lázaro, un tío muy conocido de la jet judía, fue el no va más. Jesús pasó por la vida haciendo el bien y haciéndolo todo bien. A ver quién es el majo del que se puede decir algo parecido. Pues bien ¿saben ustedes cómo acabó? Clavado y desangrado en una cruz, después de una noche horrorosa que no se puede desear a nadie.
Este mismo Jesús, pocos días antes de un final así, había advertido a sus seguidores: «Como me traten a mí, os tratarán a vosotros». Y así fue. De aquellos doce, Pedro murió también crucificado boca abajo. Andrés, que era hermano suyo, murió de hambre, sed y asfixia a los pocos días. A Santiago el Mayor, nuestro patrono, le cortaron la cabeza. Santo Tomás, aquel al que costó mucho creer en la Resurrección de Jesús, murió atravesado por una espada. Felipe murió decapitado colgado de un árbol. Bartolomé llevó la fe cristiana a Armenia y lo mataron desollándolo vivo, esto es, le arrancaron la piel a tiras, como suena. ¡Menuda muerte! Al otro Santiago, el llamado Santiago hijo de Alfeo, lo tiraron del tejado del templo de Salomón y se estrelló contra el suelo. Como no murió a la primera, lo apedrearon para rematarlo. Para variar, a Simón lo cortaron por la mitad con una sierra, en tanto que a Judas Tadeo (no confundirlo con Judas el traidor) lo golpearon con un mazo en la cabeza y luego se la cortaron. Pablo de Tarso murió decapitado al parecer el mismo día que mataron a Pedro.
¿Y nuestro san Mateo? ¿Cómo acabó? Lo asesinaron en Etiopía mientras celebraba misa. Este país, en el este de África hoy muy poblado, fue el sitio que nuestro Mateo escogió para predicar el evangelio. Inicialmente fue un funcionario empleado en el cobro de los impuestos, por lo que no era muy bien visto por sus conciudadanos. Siguió a Jesús a la primera. Escribió uno de los cuatro evangelios. La figura de san Mateo es muy querida por los artistas. ¿Quién no conoce la obra 'Vocación de san Mateo' del maestro Caravaggio, que se puede admirar en la iglesia de san Luis de los Franceses en Roma? Por si ustedes no lo saben, la vida y muerte de san Mateo, y la pintura de Caravaggio, han marcado la vida del papa Francisco. Lo contó él mismo en una entrevista que le hicieron en 2013 para 'La Civilización Católica', en la cual, parangonando a san Mateo, el papa se define como «un pecador en quien el Señor ha puesto sus ojos». Bonito, ¿verdad?
Hoy nos vamos con la cabeza y el corazón a Arnedo. Allí honran y celebran a dos hermanos médicos cristianos, Cosme y Damián, buenos profesionales que hicieron mucho bien con la medicina y siempre desinteresadamente con los pobres. De ellos decía la gente del pueblo que nunca hicieron nada malo a nadie. ¿Quieren saber cómo acabaron? Ellos dos y otros tres hermanos más pequeños fueron capturados, torturados, apedreados, quemados vivos y, como sobrevivieron, finalmente decapitados. Desde luego, y que yo sepa, el emperador Diocleciano le debe toda su fama a medidas tan horrorosas como esta. Si no han participado o al menos visto 'el robo de los santos de Arnedo' háganlo en la próxima oportunidad. Es una tradición que goza de varios siglos de historia. Las imágenes que se procesionan en la ciudad del calzado, y cuyo robo pretenden los vecinos de Andosilla al grito de «¡A Navarra con los santos!», son dos tallas de madera policromada en cuyo interior portan un relicario con vitrina donde se guardan algunos restos de Cosme y Damián.
He titulado mi escrito de hoy 'Mataron a los buenos'. Y así ha sido y con seguridad así será. El fanatismo, la ignorancia, y la falta de respeto al que no piensa igual han llevado a situaciones en las que el ser humano muestra lo más bajo de sus instintos, la venganza y la revancha. ¿Será este siglo el siglo del encuentro, de la escucha, del perdón? ¡Ojalá!
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