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Tras la eliminación de las principales restricciones, la obligación de llevar mascarilla en espacios cerrados y donde no pueda garantizarse la distancia de seguridad constituye el principal elemento diferenciador entre la normalidad previa a la pandemia y la actual. El Ministerio de Sanidad no se ... plantea suprimir esa medida a corto plazo en una actitud de cautela justificada por la necesidad de blindar en lo posible los ilusionantes avances en el freno del covid. Después de una quinta ola de singular dureza, sería imprudente poner en peligro tales progresos, que han permitido a España volver al riesgo bajo –menos de 50 casos por 100.000 habitantes–, por prescindir de forma precipitada de la protección bucal. Aunque el virus ha perdido gran parte de su capacidad de transmisión gracias a las vacunas, ni ha desaparecido ni se ha estabilizado aún en cifras residuales. Si el criterio de los científicos aconseja esperar a que la inmunización se extienda a los menores de 12 años y comprobar los efectos de la reciente supresión de limitaciones antes de dar ese paso, solo cabe apelar a la paciencia. Hemos recorrido un largo y doloroso camino como para exponernos ahora a una marcha atrás.
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