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Mis abuelos, Luis y Martina, fueron los últimos vecinos de Luezas de Cameros. Era el otoño de 1971. Las familias de Metrio y Alejandro habían dado el paso unos meses antes y ya sólo quedaban ellos, sus animales y el silencio. Casi medio ... siglo después, a mi abuela se le siguen saltando las lágrimas cuando lo rememora. Había tenido que renunciar temporalmente a sus hijos, internos en Logroño y Ortigosa, por seguir en el pueblo que le había visto nacer. Pero no pudo más. De esos momentos, mi abuela recuerda el frío. Todavía lo lleva dentro. Ni el día más tórrido de verano ni la calefacción más potente se lo pueden quitar, como si le acompañara siempre para saber de dónde vino.

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larioja MARTINA