Son tan pequeños y delicados. Solo tienen tres años. Llegan al vestíbulo del colegio Duquesa de la Victoria, en Logroño, acompañados de sus padres y con una sonrisa a medias, una mueca torcida que amaga en puchero al acercarse a los sanitarios. Achinan los ojos ... cuando el hisopo llega al fondo y roba sus pensamientos infantiles. Los padres parlotean nerviosos y vuelven la cabeza. «Que pase rápido. Que sea negativo».
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En un suspiro, estos niños sentarán en las rodillas a sus propios hijos. Me pregunto cómo deformará el tiempo el recuerdo de este momento. De la misma manera que el regreso como adulto al aula infantil siempre empequeñece, borra esa pátina de lugar mágico repleto de aventuras, quizá para ellos el PCR quede en el martes que salieron en la tele.
Judith Calvo es enfermera y ha recorrido muchos centros con los temidos palos a cuestas. Dice que a los más pequeños «se les cuenta la cosa de forma atractiva». Solo ellas pueden conseguirlo. A José Ignacio Aguado le toca coordinar la Unidad escolar COVID, inimaginable hace un año. «Si el resultado es negativo, vuelven a la vida normal... O lo que sea esto», se le escapa.
Porque esto es algo muy diferente a la vida normal y lo confirmaba el miércoles en rueda de prensa Salud: nuestra rutina depende desde mañana de un semáforo y con la cepa británica saltándose el rojo. Una salida con ruido de platos rotos. La vajilla que resuena furiosa contra el suelo del Espolón tras la sintonía del informativo mientras los hosteleros ceden tiempo en la tele a otros gremios que están igual o peor.
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La mortaja les acecha, pero pocos empresarios hablan del enésimo órdago a la responsabilidad individual, de la necesidad de quedarse en casa. Pasan de puntillas por la advertencia que Salud ya ha lanzado: la 'no Semana Santa' puede ser otra Navidad. Así que, salvo puntuales excepciones, la información báscula en TVR entre la salud y la economía.
La «delicadeza de los sanitarios» que agradece Federico Soldevilla, tras 72 días en la UCI. Le devolvieron a la vida en grúa, «porque solo tenía pellejos», y con un tapón en la tráquea para poder hablar, al principio como Darth Vader. La economía y los 2.000 euros de ayuda directa para empresas que (contaba el presidente de la patronal, Jaime García Calzada) no dejan de ser un «detalle». Porque ningún negocio sale a flote con 2.000 euros.
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Un detalle de 12 millones de euros que repartirá la Ader, en solo cuatro días, desde mañana. Muchos pocos para repartir entre unos muchos que quieren regresar a la rutina y dejar de salir en la tele. No es tarea fácil, de momento arranca mañana con un sencillo gesto: no cruzar el semáforo en rojo
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