El presidente de los Estados Unidos Joe Biden. REUTERS

El lapsus

Lo llaman mala memoria, pero detrás del informe contra Biden está la política sacando punta al edadismo

Marta San Miguel

Lunes, 12 de febrero 2024, 00:02

El lapsus suele provocar una risa que tiene algo de diversión, pero esconde lástima. Sucede por ejemplo cuando quieres llamar a un compañero y sueltas antes el nombre de tus hermanos, o el de tu hijo, o el de a saber quién, pero no el ... que buscas. Qué tierno lapsus, y sin embargo, qué frustrante que la mente resuelva sus demoras con automatismos que nos hacen parecer lo que somos, mentes que declinan hacia una gravedad que ralentiza nuestros pensamientos, nos vuelve olvidadizos, imprecisos, poco fiables. Que se lo digan a Joe Biden que sobrevive estos días al informe de un fiscal que le define como «un simpático anciano bienintencionado con mala memoria».

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¿Qué hay detrás de un olvido o un despiste? Una vez me quejé de que era incapaz de recordar el título de la última película que había visto, el nombre de una calle o la fecha de un cumpleaños ya no con la rapidez sino con la fiabilidad de antes. Alguien me respondió que nos pasa lo mismo que al ordenador cuando tienes abiertas demasiadas ventanas; que se cuelga. Me gustó la metáfora sobre la multitarea en la que vivimos, pero no sé si le servirá al presidente de los Estados Unidos ante el dedo que señala sus 81 años y que le incapacita, dicen ya los republicanos, para dirigir la nación.

Joe Biden es uno más de una lista de mandatarios más longevos. El Papa Francisco tiene 87 años; Isabel II ejerció el reinado de Inglaterra hasta los 96 años; Winston Churchill tenía 71 años cuando terminó la Segunda Guerra Mundial; Reagan dejó el cargo de su segundo mandato con 77 años, y Trump, si se confirma como candidato republicano, aspirará a la presidencia con 78 años. Así que mientras Francia, por ejemplo, acaba de nombrar al primer ministro más joven de su historia (Gabriel Attal, 34 años), EEUU se juega la presidencia de un país que se las da de hermano mayor de Occidente con candidatos octogenarios o a punto de serlo.

Es cierto que Biden ha patinado, literal y metafóricamente, en su mandato. Ha tenido lapsus como confundir al presidente de Egipto con el de México, a Macron con Mitterrand o le bailan, según el fiscal, las fechas de sus años como vicepresidente de Obama. A su vez Trump ha confundido a su oponente republicana Nikki Haley con Nancy Pelosy y ha ubicado al húngaro Orban como líder de Turquía, entre otros deslices. Los lapsus son de quienes abren la boca, pero presidir un país requiere un estado físico y mental que te permita soportar lo que conlleva. Sin embargo, detrás del informe contra Biden hay algo más que mala memoria, está la política sacando punta al edadismo y hacer de los años un arma electoral no es un lapsus, es algo peor.

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