
Las dos sillas de San Pedro
Hablar de un acuerdo de paz en un funeral es el epítome de la diplomacia desde el más allá
Marta San Miguel
Lunes, 28 de abril 2025, 00:16
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Marta San Miguel
Lunes, 28 de abril 2025, 00:16
Los representantes de 148 países estaban este fin de semana en Roma para despedir al papa Francisco, y la frase 'líderes mundiales' aparecía escrita por ... todas partes. ¿Pero qué es un líder en los tiempos que corren, creemos en la palabra o nos dejamos arrastrar por ella? Según la RAE, un líder es una persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad. No sé si fue el protocolo o la ficción de orden público que impone, pero tras este funeral, convertido en un alegato por la paz, me pregunto qué entendemos ahora por la palabra líderes.
Más de 400.000 personas salieron el sábado a la calle, y entre lágrimas, cruces y alguna que otra genuflexión, sucedía la despedida pública. Pero en el interior de la Basílica de San Pedro sucedía otra cosa. Alguien había colocado dos sillas, una frente a otra, para que Trump y Zelenski se sentaran. Dos hombres de carne y hueso, tan cerca que podían olerse, ejercían a unos metros del féretro del Pontífice el papel de líderes que ostentan con el beneplácito de la democracia. Uno vestido de azul, el otro con su sempiterno traje militar en negro, representaron algo más que una conversación histórica: representaron la repercusión de la palabra liderar. Porque hablar de poner fin a una guerra en un funeral es el epítome de la diplomacia desde el más allá, y el Papa, te guste o no, seas ateo o agnóstico por la gracia de Dios, ha demostrado que imponer la paz es algo más que un epitafio. Y para muestra esas dos sillas.
Y lo que pasó también en Roma hace unas semanas, la manifestación en la Piazza del Popolo, donde 50.000 ciudadanos salieron en defensa de los valores europeos, ¿acaso no es también una forma de liderar? El periodista y escritor Michele Serra inició el movimiento social en el periódico La Repubblica, al pedir en un artículo una reacción europeísta ante la amenaza de Trump y sus aliados. La sociedad respondió y la plaza se llenó de banderas de la Unión Europea frente a la amenaza del este, con el avance bélico de Rusia, y del oeste, con la imposición de un orden económico a golpe de cetro republicano.
Aquel día, Europa lideró su idea de sociedad y lo hizo desde Italia, país donde por cierto cohabitan el calcio y el Vaticano, la mafia y la leyenda de Rómulo y Remo, las políticas migratorias de Meloni y el arte renacentista; ¿qué mejor escenario para evidenciar que los desacuerdos e intereses enfrentados forman parte de nuestra historia y que esa es la razón de ser de la política? Ahora que liderar se confunde con manipular, colocar dos sillas, una frente a otra, es un buen principio para devolver a la palabra su concreta definición, aunque parezca un milagro.
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