«Como una ola» cantaba Rocío Jurado que le había llegado el amor. Y ya ven, el símil más utilizado tras la apertura de las urnas el 28 de mayo es que a esta España nuestra llegó una ola que se adorna, según quien use ... la metáfora, de diferentes adjetivos: ola azul, ola reaccionaria, ola antisanchista, ola Feijóo, ola de cambio... Así que tanto el amor como el desamor de los votantes llegó a derecha y a izquierda como una ola. Las metáforas arreglan igual un roto que un descosido.

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En La Rioja la ola amorosa ha dado una mayoría absoluta inapelable al PP. Gonzalo Capellán ha logrado el sueño de cualquier gobernante en democracia. No tener que depender de nadie es un alivio que pocos pueden permitirse en la España actual. El PSOE, sin embargo, ha quedado sumido en la tristeza que produce el desamor del electorado. Las marejadas que han agitado el gobierno de Concha Andreu ya presagiaban la catástrofe. El pacto con Podemos, no exento de sudor y lágrimas, pronto se supo que era una alianza con una tránsfuga de libro repudiada por su propio partido. La figura de Raquel Romero ha sido abono para la desafección de los ciudadanos y su paso efímero por la política riojana quedará grabado en negro para la historia. En los resultados de IU-Podemos, que a punto ha estado de quedar sin representantes, ha pesado y mucho el fantasma de Raquel Romero. Mucho desconcertó el ánimo del votante de izquierdas la convulsión que produjo el cese del exsecretario general del PSOE y otros consejeros, lo que unido al elevado número de cargos relevados o dimitidos, no ha dado imagen de solvencia a un gobierno recibido con tanta ilusión y esperanza por sus votantes tras 24 años de mayorías conservadoras.

Vox y PP han recibido en La Rioja voto huido de Ciudadanos que, como en toda España, ha desaparecido. Lo que demuestra que, desde el declive de Adolfo Suárez, el llamado 'centro político' en este país o bien ha tenido muy malos líderes o simplemente el centro es una entelequia tan inasequible y etérea como el concepto de infinito.

Tras el bofetón que dirigido a Pedro Sánchez les han dado a los suyos en una campaña planteada como una primera vuelta electoral, el presidente ha decidido aceptar el reto propuesto por PP y Vox. Ese es el significado del órdago que supone la rápida convocatoria de elecciones. Feijóo se ha apresurado, eufórico, a señalar los límites del campo del duelo: 'o Sánchez o España'. Un eslogan populista, una trampa al estilo Trump. Ya saben, solo eres español si votas al PP o a Vox. Puede que sea un éxito como el de «que te vote Txapote» que ha catapultado a Bildu hacia el triunfo, pero no deja de ser un insulto a la inteligencia y al corazón de los españoles. No hay que olvidar que los fracasos suceden a los triunfos y los triunfos crecen sobre los fracasos. Atentos.

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