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Confieso públicamente ante ustedes, ya sean lectores ocasionales o recurrentes, que no me apetecía nada comenzar el año hablando de política. Siento una cierta hartura del modo en que ésta se ejerce en los últimos tiempos. El año acabó plagado de insultos y el nuevo ... llega envenenado. Tan empachados estamos de mazapanes y langostinos como de mentiras, exageraciones y ambiciones. Es agotador comprobar que el noble arte de la política cantado por Aristóteles deriva más hacia el consumado arte del engaño en la línea del inolvidable Maquiavelo.

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