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De niños vemos el futuro como un chicle infinito que se estira sin solución de continuidad. En nuestra imaginación es algo tan remoto como el horizonte que se aleja cuanto más te acercas. Por eso recuerdo que cuando aprendíamos a sumar y restar nos preguntaban ... en los albores de los 60: ¿cuántos años tendrás en el año 2000? El resultado siempre nos parecía una enormidad y nos veíamos ancianos aunque la solución rondara la cuarentena. Transcurrido casi un cuarto del siglo XXI, hay más pasado que futuro en nuestra mirada y por eso nos da por comparar el hoy con el ayer.

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larioja Misión imposible