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Gregorio Samsa despertó una mañana convertido en un monstruoso insecto, tumbado sobre su espalda dura y en forma de caparazón. Kafka creó este inquietante personaje en La Metamorfosis. Cien años después de su muerte, un perturbado escribió para la historia otra metamorfosis, la de Donald ... Trump. Lo hizo con un rifle semiautomático estilo AR-15, de los que abundan en EEUU. Lo cargó de odio y convirtió a un político, escaso de escrúpulos y perseguido por los escándalos, en un héroe tocado por los dioses. Como si Zeus le hubiera regalado su rayo, Trump con el puño en alto y aureolado con la bandera americana arengó a sus seguidores. Estaba a salvo: «No tengo miedo, Dios me ha salvado de lo impensable». El miedo y la furia son un cóctel imbatible.

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larioja Todo es kafkiano