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Hace tiempo que las sesiones parlamentarias (Congreso y Senado) resultan vergonzosas para cualquiera con dos dedos de frente y un poco de sensibilidad democrática. Creen algunos que sólo se es buen orador si se es un gran insultador. Pero el insulto no puede ser el ... alimento intelectual de la política porque la desnuda de su esencia. La política debe servir para mejorar nuestras vidas y nuestra sociedad, no para alimentar vanidades o solucionar la vida profesional de quienes no tienen más mérito demostrado que la habilidad para ofender al contrario. Estamos hasta el moño de la pobreza intelectual del «y tú más y peor».

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