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Al escritor israelí Etgar Keret, crítico con Netanyahu, le recordaba un periodista su afirmación de que para poner fin a las guerras entre Palestina e Israel en vez de la creación de los dos estados lo mejor sería reconocer tres: el palestino, el israelí y ... el de los extremistas de ambos lados. A lo que Keret añade que seguro que este último sería el más poblado, por un tiempo. Pero ¿cómo se cura a un fanático?, se preguntaba Amos Oz, otro escritor judío. Él escribió que el fanatismo es más viejo que el Islam, el cristianismo o el judaísmo, es un componente de la naturaleza humana y al fanático lo define su defensa de una idea de justicia que desprecia la vida ajena porque están convencidos de que el fin justifica los medios. Todos tienen en común la creencia de que su religión y su interpretación de los libros sagrados, cuyo cumplimiento debe ser impuesto, son la ley que rige sobre todas las cosas. Desconozco qué los diferencia pero apuesto a que la mayoría de ciudadanos de Israel, de Palestina, de Irán o de Líbano sólo aspiran a que les dejen vivir en paz.

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larioja Fanatismo y paz