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Desde los tiempos antiguos, los humanos situaron a los monstruos en la fantasía o lejos del mundo conocido. Los conquistadores que surcaban océanos de incertidumbre hacia tierras ignotas distraían la travesía imaginando seres asombrosos a su llegada. Los monstruos no existen nos enseñan en la ... infancia para ahuyentar el miedo, sólo viven en los cuentos o en los sueños. Pero es que los monstruos, definidos como seres que hacen daño a otros, sí existen y no viven en mundos imaginarios sino que habitan en nuestros barrios, en la casa vecina, en la habitación de al lado, incluso en nuestra misma cama. Ahí lo ha aprendido Gisèle Pelicot que, tras 50 años de feliz matrimonio, ha descubierto que dormía con un monstruo que la ofreció a más de 50 hombres para que la violaran. Todos eran padres, maridos o hijos que amaban a los suyos pero que no dudaron en abusar de una mujer inconsciente anulada mediante sumisión química por su esposo.

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