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El Imperio siempre fue el Imperio pero, según el renacido emperador Trump 2.0, comienza la Edad de Oro y el fin de la decadencia: EE UU «florecerá y volverá a ser respetado en todo el mundo. Seremos la envidia de todas las naciones, y ... no permitiremos que se sigan aprovechando de nosotros... sencillamente pondré a Estados Unidos primero»; «Dios me salvó para hacer a Estados Unidos grande de nuevo». Cuando los líderes creen ser elegidos de los dioses dan por bendecidas incluso sus tropelías. El 20 de enero 2025 se borró el pasado y abrió paso el tiempo de la verdadera Historia mientras los aplausos retumbaban en las columnas del Imperio. Los nuevos generales imperiales, los hombres más ricos del mundo, sonreían de satisfacción y expectativas. Cuando se tiene todo, las mieles del poder son un alimento energizante, como nos ha demostrado Elon Musk con la provocación de sus gestos. Es normal que los nuevos generales estén desaforados, su apuesta es ganadora y sus cuentas de resultados crecían al tiempo que aplaudían. Se exaltaron las bondades de esa nueva patria imperial aunque no todos crean que su situación mejorará. Ahí está el discurso de la obispa episcopaliana de Washington pidiendo desde el púlpito piedad para los ya señalados como damnificados del Imperio.

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larioja Aranceles y patrias