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Unas gotitas de utopía no nos vendrían mal en estos tiempos revueltos, tampoco que algo de poesía inundara la vida pública y el discurso político. ... No ocurrirá pero soñar no está gravado (todavía) con aranceles exorbitados. Los fundadores de los Estados Unidos en la Declaración de Independencia de 1776 escribieron que los hombres fueron creados iguales y dotados de derechos inalienables como «la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad». En 1812, en la primera Constitución española, la Pepa, su artículo 13 señaló: «El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen». Si la declaración americana habla del derecho a buscar la felicidad, la española da un paso más al afirmar que el gobierno debe tratar de garantizarla. Ambos textos puede que destilen inocencia pero al menos tratan de sustentar la acción de los gobiernos en principios morales sólidos y universales.

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larioja Arancel y poesía