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Acabamos de celebrar el 45 aniversario de nuestra Constitución, un día propicio para hablar de las bondades de esa ley de leyes que nos ha permitido convivir en paz, progresar y transformar una España que, tras una larga dictadura, desembocó en una democracia plagada de ... incógnitas. Todo se improvisó en aquel tiempo de cambios y de necesidad de consenso, es decir, de renuncias de todos para acordar lo mínimo y avanzar superando diferencias. Eso hizo que un 87,8% de los ciudadanos respaldaran la Constitución de 1978 que se convirtió en el punto de encuentro de todos y en el pilar de la convivencia. ¿Todo fue perfecto en la Transición? Pues no, pero tampoco fue el desastre que algunos quisieron hacernos creer y que hoy naufragan en sus propias contradicciones. Lo mejor de nuestra Constitución es que nace de la tolerancia y el respeto cívico al que piensa diferente. Y, lo más importante, que acoge y garantiza los derechos incluso de quienes la niegan, incumplen o quieren destruirla. 45 años después el sistema político nacido de la Constitución debe ser el pilar de nuestro futuro.

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larioja 45 aniversario