En 2019, Pedro Sánchez dedicó su 'Manual de resistencia' a su familia, «mi verdadero apoyo y fuente de inspiración y resiliencia». Han pasado cinco años y el amor hacia los suyos le ha llevado a realizar la que quizás sea su mayor proeza, por encima ... de pandemias, guerras y volcanes: disponer de tiempo para pensar y llegar, acaso, a abandonar el Gobierno. Pocas personas tendrían suficiente temple para dar ese paso poniendo por encima lo que más les importa –sus seres queridos– al brillo adictivo de la política. Para Sánchez, los ataques a su entorno próximo suponen ya algo insufrible. En la otra faceta su vida, la política, ha sufrido una dura ausencia de afecto por algunos de sus padres socialistas. En su primer libro publicado recuerda cómo, cuando dimitió, la mitad de su Ejecutiva le mostró la debilidad de sus apoyos internos que más tarde recuperaría gracias a su tesón. Una falta de sustento que más recientemente han protagonizado los progenitores de la formación socialista, Felipe González y Alfonso Guerra. Ellos se han unido en la vejez para criticar a Pedro Sánchez aunque el afectado ha tomado ese desplante de manera generosa.
Publicidad
Los que somos huérfanos desde la adolescencia por la muerte de nuestros padres sabemos bien lo que eso supone. Y el presidente del Gobierno es huérfano de sus progenitores, Felipe y Alfonso, mientras sus adversarios los elevan ahora a los altares. Huérfano del aliento y el afecto de sus predecesores más emblemáticos, Sánchez se encuentra ahora que no está solo porque su anuncio ha provocado un alud de apoyos de sus compañeros que han organizado todo tipo de concentraciones, invitándole a no tirar la toalla y a seguir al frente del partido y del país porque consideran que su papel es imprescindible. Le dan la razón con sus propios argumentos, que dejó escritos: «Siempre he pensado que los verdaderos propietarios del partido son los militantes».
De momento, sigue siendo un enigma qué hará Pedro Sánchez, pero recuerdo el libro de Allan Sillitoe 'La soledad del corredor de fondo'. El protagonista, Colin Smith, que está en un reformatorio, ve la posibilidad de reducir su pena si gana una competición. Colin elige perder la carrera. Ocurre que, al hacerlo, da una lección de libertad y de independencia. Sánchez, corredor de fondo por excelencia, aborda esta apuesta desde el clamor de ánimo de sus compañeros y la preocupación de buena parte de la sociedad que le recuerda que no está solo y que la familia que le arropa políticamente es mucho más amplia de lo que pueda imaginar.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.