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Salió de la nada, en política, digo. Un joven y brillante abogado de porte atlético que se exhibía escaso de ropa en los carteles electorales fue el mentor de Inés Arrimadas. Albert Rivera, registró Ciutadans -así se etiquetó el partido al nacer- y consideró que ... Inés Arrimadas tenía mucho futuro. No se equivocó en sus planteamientos la cara más visible del partido naranja durante años. Lo cierto es que en su etapa en el Parlament de Cataluña, destacó por su originalidad en las formas parlamentarias y también por abrir ventanas en un espacio político en el que la libertad, la autonomía y el nuevo Estatuto eran las grandes asignaturas pendientes. Entonces, en ese tiempo que parece tan lejano, el desafortunado 'procés' aún no había dado a luz.
¡Ay, Inés Arrimadas! Después, Ciutadans se transmutó en Ciudadanos y ofreció su apuesta centrista/liberal al conjunto de España. En las elecciones catalanas de 2017, en pleno efecto del artículo 155 de la Constitución, Arrimadas había descartado dar un paso adelante después de haber obtenido una magnífica cosecha en escaños y votos. Su partido se convirtió en la primera fuerza de la Cámara catalana con 36 asientos y más de 1,1 millones de votos. Pero ella se volcó en la ampliación del nuevo proyecto.
Ciudadanos se instaló cómodamente en el Congreso de Diputados, con Inés Arrimadas de protagonista. El fundador, Albert Rivera, continuó liderando el partido hasta que cometió el gran error político de su vida: negar el apoyo de Ciudadanos a la configuración del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez cuando obtuvo 57 diputados y cuatro senadores en las generales de abril de 2019. Perdió el 60% de los votos obtenidos en los comicios de noviembre. Entonces, Podemos apoyó al ganador y exigió compartir el Ejecutivo de coalición. Un error que costó muy caro a Ciudadanos y que obligó a Rivera a abandonar.
¡Ay, Inés Arrimadas! Ahora es ella la que ha decidido dejar la política. No le quedaban muchas alternativas. Su partido quedó sentenciado hace una semana, pasando a la más absoluta miseria. De los 2.787 concejales con los que contaban, se han quedado en menos de 400 y, aún peor, no han conseguido permanecer en los parlamentos regionales que estaban en juego. El 1,35% de los votos obtenido en todo España está muy lejos de los que atesoraron hace un lustro, cuando muchos creían que la formación naranja podría condicionar de alguna forma un futuro Gobierno en la Moncloa.
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