Esto que está pasando nos va a costar un ojo de la cara, un riñón. Todo es opinable salvo perder dinero, que es una putada sin matices. La única solución que se me ocurre, ahora que todas las compañías telefónicas ofrecen llamadas ilimitadas, es que ... los dieciséis millones de españoles que votaron al PSOE y al PP se llamen antes de ir a votar y se pongan de acuerdo en que uno de estos dos partidos se lleve la mayoría absoluta por lo justo, tampoco hay que pasarse. Porque ahora la factura que habrá que pagar será monumental.

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Extremeños, cántabros, sevillanos, turolenses, sorianos, gijoneses, gaditanos, murcianos, alicantinos, oscenses, ovetenses, coruñeses, zamoranos, vallisoletanos, leoneses, tinerfeños, ceutíes, mahoneses, logroñeses, vais a tener que pagar un montón de pasta para que haya gobierno, ya sabéis a quién tendréis que pagar. Por eso, llamaos antes de ir a las urnas. Por el dinero, no por la ideología. Si será importante el dinero que Puigdemont apeará la ideología en el último minuto y sacará la calculadora, y quien pagará seréis vosotros y vosotras, ibéricos de toda condición que no os llamáis por teléfono en la jornada de reflexión, ahora que hay tarifa plana, y no os ponéis de acuerdo para que se lleven 176 escaños uno de los dos y no haya que pagar, porque todo es una enorme mentira salvo el dinero.

El PNV va con la calculadora en la mano desde el 24 de junio, se les salen los ojos a los del PNV con la calculadora, y venga a poner ceros, conforme se acerca el final del verano. Se han llevado a la playa la calculadora, y disfrutan como locos en una orgía de ceros, y les pediremos esto y esto otro, y más hospitales y universidades y puertos, seguid pensando, no os dejéis nada, que este es el momento, mira que no se os quede nada, y las calculadoras echan humo. Y la calculadora de Puigdemont es la más grande del mundo mundial. Calculadoras vigorosas, de esas de medio metro en las que salen números grandes que da gusto verlos. Y lo pagaréis vosotros, y lo pagaréis no solo en dinero sino también en esa especie de mal sabor de boca que se te queda cuando vas a un restaurante y por una paella seca y con sabor a Avecrem te cobran 25 euros por cabeza, o cuando vas al psiquiatra y por veinte minutos de consulta te atizan 150 euros.

Porque vamos a tener que ir mucho al psiquiatra, y eso, seguro, no lo pagará la seguridad social. Hacedme caso, llamaos el día de antes, sale a cuenta, ya sé que habrá que tragarse el sapo ideológico, pero la pasta siempre vale más la pena.

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