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Si yo llego a ser el director actual del Museo del Prado al realizador de cine Ridley Scott, que ha filmado la película 'Napoleón', y al actor Joaquin Phoenix no les habría cedido una de las pinacotecas más importantes del mundo para promocionar una de ... las películas más malas del mundo. Los habría tratado como a todo hijo de vecino y no habría organizado una visita especial para que vieran las pintura de Goya, a quien se insulta en la película porque ni se le nombra. Hay que ser papanatas para recibir en el Prado con honores a estos dos señores, especialmente al primero, porque en ese bodrio de película ni sale Goya ni sale España. Como si Napoleón no hubiera invadido nunca España.
Yo, de haber sido el director del Prado, a Scott y a Phoenix les habría mandado a la cola que hacen los japoneses, los estadounidenses, los suecos, los alemanes y los árabes. A la cola de toda la vida los habría mandado yo. Ignorar a Goya es ignorar al mismo Napoleón, el de verdad. Si Napoleón viera esa película no se reconocería ni en el gorro. Pero es que como película también es mala. Es mala por todos los lados. Por la fidelidad histórica es pésima. Y como película es un tostonazo sin ritmo, sin sentido, vacía, estúpida, ridícula. Lo único que exhibe como mérito es el dinero, el dinero que se han gastado en producirla.
Es un espectáculo que a mí me dio risa: guerras llena de topicazos, cañones, espaditas, uniformes, gorros floreados, caballos, barquitos, muchos caballitos, caballitos despedazados por los cañonazos, y el zar y el duque de Wellington y Josefina, pero estos tres haciendo de payasos. Es como la segunda parte de la película 'Joker' pero filmada en una extraterrestre época napoleónica.
Si hay un pintor en el mundo que supo expresar el horror de las guerras napoleónica ese fue Francisco de Goya, y que ni se le nombre en la película es denigrante no para la cultura española sino para la inteligencia universal. No entiendo la deferencia mostrada por las autoridades culturales españolas, que se han dedicado a agasajar a un par de ignorantes y a humillar a Goya una vez más. Este es un país enfermo de papanatismo. Ir a ver esa película es como darse un chute de alienación cinematográfica. Como tomarse un par de ansiolíticos visuales para no pensar en nada. Mi consejo: el que no haya ido aún a verla, que no vaya, que se gaste los diez euros en una visita al Prado, haciendo la cola, como todo el mundo. En fin, Goya nuevamente insultado y humillado, esta vez por el director del Prado y en su propio país.
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