La mala suerte de la Policía Local
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De cómo los policías logroñeses retoman su costumbre de estar enfadadosMIÉRCOLES | POLICÍA
Es sorprendente la mala suerte que tiene la Policía Local de Logroño. Es cosa de récord mundial: desde que el mundo es mundo (o bueno, al menos en lo que llevamos de siglo) no ha conseguido encontrarse con un buen concejal del ramo. Ni con ... un buen alcalde: pisoteados sus derechos por todos y cada uno, se ha visto en la obligación de liarles un dos de mayo a todos y cada uno. Tremenda la situación de nuestros polis, sí; de seguro que no existe colectivo laboral, ni privado ni público, con un historial tan largo y continuado de protestas. Una por legislatura, más o menos.
Lo raro del asunto es que, tras cada una de esas protestas, los representantes sindicales de los policías declaraban haber ganado. Es decir, se mostraban satisfechos con el resultado de sus protestas y negociaciones, y firmaban la paz para siempre. O sea, para cuatro años. Y pasado el plazo, a lo suyo: desde liarla en los plenos hasta hacer huelga a la japonesa de talonario (de multas) o negarse a acudir a eventos y festejos.
Ha vuelto a ocurrir. Qué mala suerte, los policías locales, que también la han de tener con Hermoso como la tuvieron con Gamarra, Santos o Revuelta. A todos los anteriores consiguieron torcerles la mano, consiguiendo ventajas bien vistosas. En el sueldo, claro, por mucho que uno comprenda que a un policía hay que pagarle como se merece. Pero también en su jornada laboral de 6,5 horas (envidiosos hay que se preguntan cómo es eso posible en un cuerpo que luego necesita tanta hora extra). O, mi preferida, una lista en la que uno se apuntaba para mostrar su disponibilidad a hacer horas extra. Por estar apuntado se cobraban unos 190 euros (al mes, sí) y luego uno podía aparentemente declararse no disponible cuando le llamaban. La disponibilidad no disponible, gran hallazgo.
Hermoso, muy en su papel («yo hago lo que tengo que hacer y luego que no me voten si no quieren») decidió el miércoles cargarse esa lista de un plumazo. Ha decidido, por tanto, aceptar el pulso y tirar palante. Es de esperar, por tanto, que la cosa se caliente aún más de no mediar un milagro negociador hasta ahora nunca visto en estos conflictos de repetición.
Habrá que ver ahora cómo reaccionan los locales. Estaremos atentos. Pero si yo fuera usted, querido logroñés, evitaría aún más de lo normal dejar el coche en doble fila. Por comentarlo.
JUEVES | OLTRA
Hay cosas increíbles. Vamos, cosas que no se cree nadie. Una, por ejemplo, es lo que está pasando en Valencia con su vicepresidenta. Ya saben, esa a la que acusan (por ahora, solo declara como investigada) de haber tapado los abusos de su marido a una menor que tenían acogida en la consejería de la que ella es responsable. O sea, el hombre abusó de la chica (ya ha sido condenado a 5 años de cárcel) y nadie en la consejería decidió llevar la cosa a la Fiscalía. Y lo increíble: tampoco nadie quiso decírselo a la propia consejera cuyo marido era el acusado.
En fin, todo es posible y todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre otra cosa. Pero a mí me escama una cosa en todo esto: la infinita comprensión que ha encontrado Oltra entre los colectivos usualmente dados a la brocha gorda en este tipo de casos. Que el 'yo sí te creo' sólo vale para unos casos, pero no suena tan alto (o ni suena) para otros. Cosa más que lamentable, porque la disonancia es tan clara que da pie a que los ultras de la parte contraria aprovechen el sospechoso silencio para hacer del caso una bandera. Y así se politiza y embarra algo que ya era una tragedia.
DOMINGO | PARADO
Me gustaría a mí ver qué se escucharía en otras comunidades autónomas si su Estatuto de Autonomía (nada, solo la norma más importante de cada región) llegara al Congreso para, un año después, seguir en un cajoncico. Porque aquí ya les digo yo lo que se escucha: más bien nada de nada. No creo yo que en la propuesta de reforma que La Rioja mandó a los madriles haya nada que rasgue ninguna vestidura. Es simplemente que las prioridades son las prioridades, y La Rioja tiende a no estar en los primeros puestos de la lista de cosas importantes.
En fin, que ya nos tocará un año de estos. O una década de estas.
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