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Este domingo, las calles de Logroño se han teñido de rosa. Miles de personas han participado en la Carrera de la Mujer, una cita ya ... tradicional en el calendario riojano que une deporte, visibilidad y una causa concreta: recaudar fondos para la investigación. Es una jornada festiva, optimista, que pone en valor el papel de la mujer en la sociedad desde una perspectiva positiva.
Sin embargo, lo ocurrido hace apenas dos días en la localidad de Haro es imposible de ignorar, y ha hecho que el fin de semana haya tenido un sabor agridulce. El viernes, una mujer fue asesinada presuntamente por su pareja. La Guardia Civil investiga el caso como un posible crimen machista. Si se confirma, sería el primer asesinato por violencia de género en La Rioja este año.
España ha avanzado mucho en la lucha contra la violencia de género. Las cifras, aunque aún dolorosas, muestran una cierta mejora. Según un estudio estadístico elaborado por los responsables del Área de Violencia de Género, Estudios y Formación del Ministerio del Interior, desde el año 2003, momento en que comenzaron a registrarse datos al respecto, las cifras de asesinatos por violencia de género en España han descendido más de un 29%. Hay más conciencia, más recursos. Pero los datos siguen ahí: en lo que va de año, ya son varias las mujeres asesinadas en nuestro país por el simple hecho de serlo, lo que pone de manifiesto que el problema persiste.
Lo que ocurrió este viernes en Haro no es una estadística más. Es una señal de alarma. Una llamada de atención que no debe pasar desapercibida. Que coincida con un fin de semana en el que tantas mujeres han salido a la calle, juntas, con una meta común, no deja de ser una paradoja amarga. No se trata de deslucir el valor simbólico de la carrera. Al contrario. Este tipo de eventos contribuyen a visibilizar la causa. Pero también es importante recordar que la meta a conseguir no se logra únicamente con camisetas rosas y pancartas, sino que es un trabajo diario, institucional y social.
Uno de los frentes más preocupantes hoy en día está en las relaciones entre los más jóvenes: el acceso sin filtros a redes sociales y pornografía ha distorsionado muchas ideas sobre el consentimiento, el afecto o el deseo. Se normalizan los celos, el control del móvil, los chantajes emocionales. El amor se confunde con la posesión y la libertad con amenaza.
La lucha contra la violencia de género no puede quedarse en discursos puntuales tras cada caso. Requiere prevención, protección real para las víctimas, y un compromiso sostenido de todos los actores.
Este domingo, en Logroño, ha habido energía y esfuerzo colectivo. Pero la Carrera de la Mujer es, además, una oportunidad para reflexionar. Y aunque, como he señalado al comienzo de esta breve reflexión, su objetivo principal es apoyar la investigación oncológica, su trasfondo es social, con un recordatorio de lo que se puede lograr cuando hay unión y propósito.
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