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Cuentan los duendes que se ocultan entre la duda y el remordimiento que la víspera de la apertura del año judicial, Carlos Lesmes, flamante presidente del Tribunal Supremo de España y del Consejo General del Poder Judicial, durmió fatal. Padeció de un tipo de pesadillas ... que ni el propio Freud imaginó. La visión que lo sobresaltó jamás había ocurrido en España desde que la democracia habitó entre nosotros. Todo comenzó en diciembre de 2018 cuando su mandato caducó y se quedó en funciones esperando un relevo que nunca llega. Desde entonces Lesmes sueña que su barba crece y crece cada día que pasa. Al principio se soñó como el mago Gandalf el Gris, en el Señor de los Anillos, pero según pasan los días, los meses y los años, se sueña cayendo por los abismos como un yogur con fecha de caducidad que solo puede ser devorado por los orcos malvados porque las gentes de bien de la Tierra Media jamás de los jamases lo acogerían. Mientras vagaba por los eternos, la luz lo resucitó del sueño y se vio a sí mismo con cientos de años, como Gandalf el Blanco, empuñando su bastón mágico e iluminando desde la Tierra Media hasta España en su sillón del Tribunal Supremo. El susto y la amenaza de la eternidad de su cargo le dieron la fuerza que no tuvo años atrás. Recortando su barba, menos luenga que la de Gandalf, exclamó: –¡Se van a enterar los elfos, los enanos, hobbits, tirios y troyanos!

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larioja El mago Lesmes