La reforma de las pensiones en Francia que retrasa la edad de jubilación de los 62 a los 64 años y amplía a 43 el periodo mínimo de cotización para cobrar la prestación íntegra ha puesto contra las cuerdas a Emmanuel Macron. La sucesión de ... huelgas en sectores estratégicos con un masivo seguimiento y de multitudinarias protestas ha visualizado un abrumador rechazo social al proyecto, cifrado en un 70% de la población. Contra él se han rebelado todos los sindicatos, la izquierda y la extrema derecha. El presidente incluyó esa medida –similar a las adoptadas en otros países por gobiernos de distinto signo– en el programa con el que ganó las elecciones, pero a la hora de aplicarla ha sido incapaz de convencer a la ciudadanía de su necesidad para contener el déficit del sistema. El enrocamiento del Gobierno en que sus ejes centrales son «innegociables» ha agudizado el malestar en las calles y amenaza con desatar un peligroso enfrentamiento entre la legitimidad de las instituciones democráticas para aprobar la ley y la de la mayoría social que la rechaza. Macron deberá optar entre ser fiel a sus promesas y el riesgo de dar alas a Marine Le Pen, la gran beneficiada de este pulso.

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