No te salves
Con Benedetti, la poesía vuelve los misterios del revés porque se constituye en una herramienta tanto para escapar del mundo como para empapar el mundo
Luis Alfonso Iglesias Huelga
Poeta y ensayista*
Viernes, 13 de septiembre 2024
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Luis Alfonso Iglesias Huelga
Poeta y ensayista*
Viernes, 13 de septiembre 2024
Sus poemas llenaron de entusiasmo la épica de muchos sueños revolucionarios y la lírica de muchísimos amores, los soñados y los vividos, esa hermosa redundancia que, afortunadamente, nunca deja de ocurrirnos. Tuvo que insistir en que el sur también existe acostumbrado a estar en el ... norte de nuestras convicciones, en el este de nuestra determinación y en el oeste de nuestra indiferencia.
Lo cantó Joan Manuel Serrat y lo puso en pantalla Eliseo Subiela bajo el título 'El lado oscuro del corazón', una película en la que ejerció de guionista junto con el escritor Juan Gelman y aportó sus poemas complementando los de Oliverio Girondo, otro poeta descomunal. En ella aparecía interpretando a un marino alemán que, en un bar del puerto de Montevideo, recita a una mujer el poema Corazón coraza. Con una dulzura inconcebible, Mario Benedetti le recuerda en el idioma germano que la noche está siempre de ojos abiertos y que es preciso amar aunque el amor sea a veces una herida que duela como dos.
Es la perplejidad de la belleza, precisamente por la incoherencia de las situaciones, la que hace que la poesía y el poeta nos paralicen en la alegría del instante que se detiene. «Tengo una soledad tan concurrida/ tan llena de nostalgias/ y de rostros de vos», le susurra el actor Darío Grandinetti a la sorprendida empleada de un banco que no esperaba que un cliente acudiese a la entidad para recitarle detenidamente el poema 'Rostro de vos'.
Con nostalgia, muchos recordamos su llamamiento a no salvarse: «No te quedes inmóvil/ al borde del camino/ no congeles el júbilo/ no quieras con desgana/ no te salves ahora/ni nunca/ no te salves». O aquella forma de decir «te quiero» en la que el todo terminaba siendo más que la suma de las partes ya que no se podía recurrir a las frases tópicas que hoy nos ofrecen los buscadores de internet. Entonces, gracias a Mario Benedetti, las declaraciones de amor, con voz o con letra, se iban construyendo a golpe de un ritmo integrador, con la seguridad que proporcionaban sus versos irrechazables: «Si te quiero es porque sos/ mi amor mi cómplice y todo/ y en la calle codo a codo/ somos mucho más que dos».
No solo de versos vivió Benedetti. 'La tregua', una de sus novelas más conocidas, narra la peripecia de un hombre viudo que se enamora perdidamente de su compañera de trabajo, mucho más joven que él. A través de la prosa expresó los acontecimientos vividos en primera persona en el Uruguay de la dictadura sanguinaria y del exilio permanente. Así lo hizo en su libro 'Primavera con una esquina rota', un título cuyo eco resuena por las esquinas de tantas primaveras destrozadas. Y en sus cuentos, versátiles por inquebrantables, se halla la evidencia de una personalidad creativa y transparente.
También en el teatro, Benedetti esquivó todo atisbo de neutralidad. Su drama 'Pedro y el capitán' constituye una indagación dramática en la psicología de un torturador escrita por alguien que sufrió la experiencia de la detención y de la deportación, lo que le obligó a iniciar un período vital que él mismo calificó como desexilio.
Sin duda, la poesía sigue siendo esencial para nuestra especie constituida por sapiens a los que muchas veces les cuesta doblar la apuesta de su propio sustantivo, así como mostrarse y demostrarse. Las palabras no nos hacen necesariamente mejores, pero nos hacen, y acomodadas en versos permiten mantener la distancia suficiente para acercarnos a nosotros mismos. Con Benedetti, la poesía vuelve los misterios del revés porque se constituye en una herramienta que sirve tanto para escapar del mundo como para empapar el mundo. Él, que fue vendedor, cajero, taquígrafo y contable en una empresa de repuestos para automóviles intentaba reparar la indiferencia. Por eso siempre estuvo con la gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.
La fuerza de su canto es la del silencio esplendoroso, la que nos impulsa a tomar el remo y aplicarlo afanosamente en tiempos de aguas turbulentas. En sus poemas se abrasan las pérdidas y afloran las ilusiones como una forma elemental de defender la alegría, tanto de las ausencias breves como de las definitivas. Y también de la propia alegría, de la vacua y ególatra, insolidaria e irresponsable alegría.
Ética y poética del sí en estos tiempos del no, tal vez un nuevo modo de comenzar a dejar atrás la evidencia de las automatismos y retomar la clarividencia de las palabras. Especialmente indicado para aquellos que confunden su experiencia con la propia existencia, los que desde el primer párrafo solo saben hablar de sí mismos, que es como hablar de nadie. Desde que Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti se apareció a la vida un 14 de septiembre de 1920 siempre anduvo buscando un camino nuevo con la soledad del entusiasmo como compañía, sin reservar del mundo sólo un rincón tranquilo, sin dejar caer los párpados pesados como juicios, sin dormirse sin sueño, ni pensarse sin sangre, ni juzgarse sin tiempo. 'No te salves', su definitivo mensaje poético, resulta imprescindible en estos tiempos de condenadas salvaciones. Y ya que no estás a salvo de nada, intenta ser tú mismo la salvación de algo, como escribió Ida Vitale, compatriota poeta de Mario Benedetti.
*Luis Alfonso Iglesias es autor del libro 'Contra el desentendimiento' (Editorial Balduque).
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