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Algo muy grave
Tribuna

Algo muy grave

El miedo no es solo una construcción social, sino una perversión ideológica destructora de las ideas y de la razón crítica y científica

Luis Alfonso Iglesias Huelga

Poeta y Ensayista, autor del libro 'Manuel Bartolomé Cossío, El Arte De Educar'

Sábado, 1 de febrero 2025, 21:44

Esta es la historia de una madre que tiene dos hijos y a la hora del desayuno les dice que se había levantado con el presentimiento de que algo muy grave iba a suceder ese día en el pueblo. Sus hijos se burlan de ella ... y creen que son cosas de la vejez. Uno de ellos sale para ir a jugar al billar y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima el otro jugador le dice que le apuesta un peso a que no la hace. Todos se ríen. Él es un experto jugador y la jugada es muy fácil. Pero no hace la carambola y cuando paga su peso y le preguntan qué pasó responde que estaba preocupado por una cosa que había dicho su madre esa mañana sobre que algo muy grave iba a suceder en el pueblo. El chico que ha ganado regresa a su casa y le enseña el peso a su madre, que estaba con una pariente, y le cuenta que se lo ganó a su amigo jugando al billar de la forma más sencilla puesto que no pudo hacer una carambola facilísima ya que estaba preocupado porque su madre le había dicho que algo muy grave iba a suceder en este pueblo. La pariente lo oye y se va a comprar carne. Entra en la carnicería y pide una libra de carne pero en el momento en que se la están cortando pide otra más ya que andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparados. El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le aconseja que lleve dos puesto que los vecinos están comentando que algo muy grave va a pasar. En media hora se agota la carne y mientras se va esparciendo el rumor, todos en el pueblo están esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y, aunque a las dos de la tarde hace el mismo calor de siempre, alguien resalta que nunca había hecho tanto calor. En la plaza del pueblo, ahora desierta, aparece un pájaro y se corre la voz de que hay un pajarito en la plaza y a pesar de que siempre ha habido pajaritos en la plaza alguien reseña que nunca solían estar a esa hora. Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. Hasta que uno de ellos coge a su familia y sus pertenencias huyendo en una carreta y mientras atraviesa la calle central la gente contempla su marcha. Otros más se van atreviendo y el pueblo comienza a desmantelarse. Todos se van entre un verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presentimiento, exclamando: «Yo dije que algo muy grave iba a pasar y me dijeron que estaba loca».

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