Secciones
Servicios
Destacamos
Se llama Damián, su madre lo dejó a los 5 años entre la basura y tras pasar por un orfanato en Rumanía abandonó aquel lugar frío y hostil que, según dice, se parecía más bien a una cárcel. Ahora, con 40 años, se refugia en ... el ordenador de la tienda que una empresa tecnológica multinacional posee en el centro de Madrid. En ella, entre la multitud consumista ansiosa y con la complicidad de los vigilantes del establecimiento, Damián ve películas compulsivamente y solo levanta la vista de la pantalla para mirar a través de la cristalera con el fin de vigilar el colchón sobre el que duerme justo al lado de la tienda y en el que guarda unas bolsas con sobras de comida que los restaurantes desperdician. Damián intenta dormir durante las noches aunque no lo consigue hasta que, ya de madrugada, cierra La fontana de Oro, un bar cercano cuyos clientes a veces le molestan e incluso orinan. A pesar de ser vejado por los abominables infames de la noche, con su soberbia en la cartera y su cerebro aún en ciernes, los empleados del establecimiento definen a Damián como un ciudadano responsable y educado.
En España, según advierte la fundación Hogar sí, más de 37.000 personas no tienen una vivienda. La cantidad de personas sin hogar ha crecido un 24,5% en 10 años. Sufren frío, hambre, vergüenza y el desprecio de quienes los usan como objeto de su divertimento criminal ya que casi el 50% de seres humanos en situación de sinhogarismo han sufrido incidentes o delitos de odio y la mayor parte ocurren en el lugar donde duermen.
Charles Dickens publicó Cuento de Navidad en un tiempo marcado por la pobreza y las desigualdades sociales en el Reino Unido. Él mismo vivió en su propia infancia las penurias de la clase obrera y se decidió a luchar contra las condiciones de vida de los más desfavorecidos a través de una historia navideña, confiando en que tendría mayor repercusión. Cuento de Navidad está inspirado en sus vivencias ya que, cuando él era niño, su padre fue encarcelado por contraer deudas. A su vez, Benito Pérez Galdós ambientó la novela La Fontana de Oro en ese café madrileño tan próximo al colchón de Damián. Cabe recordar que Galdós consideraba a Dickens como su maestro más amado.
Frente al exhibicionismo sin frente y contra el consumismo sin contra, Damián representa la transparencia absoluta entre la abundancia de luces que delatan la ausencia de otras luces. Aunque la vida de Damián no es un Cuento de Navidad en la Fontana de Oro, él repite una frase esperanzadora: «No sé quién soy, pero soy». Podríamos aplicarnos este cuento y tratar de digerir nuestro empacho narcisista con un poco de bienser. E intentar ver, junto con Damián, otra película en la que los tristes destinos y los tiempos difíciles sean solo obras de ficción creadas por el genio de Dickens y de Galdós.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Cinco trucos para ahorrar en el supermercado
El Diario Vasco
El legado vikingo que revive en un pueblo de Burgos
BURGOSconecta
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.