El lugar de nacimiento suele ser el comienzo de una carrera de obstáculos o de un camino de rosas que consigue alcanzar grandes objetivos. Los bebés y niños rescatados entre los escombros en Turquía se han quedado sin nada. No sabemos qué esperanzas y sueños ... tenían para ellos sus familias, pero ahora les espera un camino de desconcierto. De haber nacido en otro lugar, donde los edificios se construyen a prueba de seísmos, todo sería diferente. Aún es peor para los habitantes de Siria donde la situación es más terrible. No cuentan con ayuda internacional, no se sabe qué está ocurriendo, están asolados por doce años de guerra y con un Estado fallido que reclama que la ayuda humanitaria pase exclusivamente por sus manos. Resulta estremecedor imaginarlo, pero acaso en Siria miren con envidia la 'suerte' de sus vecinos turcos.

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Ser mujer es difícil en todas las sociedades, y en algunos países, insoportable. No consigo evitar la angustia pensando en las niñas y mujeres afganas, abandonadas a su suerte en manos de la horda salvaje de los talibanes que las gobiernan y les impiden estudiar, trabajar, vivir. También cuesta imaginar lo que supone haber nacido en Irán, donde, tras las duras represalias del Gobierno por las protestas ante la muerte de una joven que llevaba el velo mal colocado, ahora se ven mujeres en la calle con el cabello al aire apuntando nuevos retos. Es un acto de desobediencia que las puede llevar a la cárcel pero es también a la vez un grito de libertad.

Nacer hoy en muchos países de África es sinónimo de una vida azarosa marcada por el esfuerzo para sobrevivir e intentar alcanzar alguna cota de felicidad. Ahí están esos millares de ciudadanos subsaharianos lanzados a una aventura demasiadas veces mortal para alcanzar el sueño de Occidente. Esta semana, en la cumbre de líderes de la UE, las ideas de la derecha sobre la migración marcaban la pauta y Austria pedía una valla entre Bulgaria y Turquía, lo que también reclamaban Hungría o Polonia.

Incluso aquí, nacer en una familia sin posibilidades económicas, o pertenecer a la clase media, marca la diferencia. Nosotros no elegimos donde nacemos, pero sufrimos o nos beneficiamos de las consecuencias. ¿Somos totalmente conscientes del alcance de esas desigualdades? Habría que modificar los mensajes de 'influencers', 'youtubers' y demás, de todos aquellos que marcan las pautas de la moda, para que adoctrinen menos sobre los últimos inventos e insistan más en la necesidad de que la empatía y la solidaridad sean los principales puntos de referencia.

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