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Eduardo Mendoza. Iván Giménez
Mínimas pretensiones

Mínimas pretensiones

Una y otra vez se adueñan del discurso público gentes movidas por impulsos viscerales

Martes, 30 de enero 2024, 00:35

Vivimos tiempos de grandilocuencia. Una y otra vez salen a la palestra y se adueñan del discurso público gentes movidas por impulsos viscerales, preocupadas de hacer pasar las cosas por lo que no fueron o empeñadas en que tomemos por hazañas y logros sus acciones ... que nacen del apuro y de la improvisación. La vehemencia y la necesidad de maquillar una realidad menos luminosa de lo que se pretende empujan fatídicamente a abusar de palabras campanudas y altisonantes. En cambio, quien nada tiene que esconder, quien ha alcanzado en el camino de la vida la sabiduría que dan la experiencia, la observación y, por qué no decirlo, la resignación ante las insuficiencias de la existencia, puede renunciar a toda pretensión de grandeza, quitarse toda importancia y tomarse el desastre con sentido del humor.

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