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Estoy dispuesta a soportar ruidos infernales durante mi jornada laboral.
A que me taladren la calle donde resido por trabajos de acondicionamiento y embellecimiento.
A desplazarme por la ciudad a pie y dejar el coche en el garaje.
A pagar por estacionar el vehículo en ... zonas azules o verdes.
A que pinten las calles de mi ciudad de colorinchis para pacificar, para dar prioridad a los viandantes y los cicloturistas.
A aceptar cualquier fastidio que conlleve la ejecución de obras por una movilidad más segura y en la que se apueste por la accesibilidad.
A sobrellevar las molestias por trabajos que impliquen que las aceras sean más anchas, y los espacios verdes, más espaciosos y más verdes. Que supongan más zonas peatonales y estanciales.
A afrontar obras que favorezcan la conectividad. No la conectividad wifi: la personal.
A soportar incomodidades por acciones urbanísticas para la renovación de las infraestructuras de saneamiento.
A aguantar cualquier tipo de actuación vinculada al desarrollo urbano sostenible. Medidas que impacten en la reducción de las emisiones, del ruido.
Estoy más que dispuesta a que los ejes ciclistas serpenteen por las vías públicas en detrimento de la circulación de los demás vehículos.
A que se establezcan carriles para los autobuses, en una apuesta por el transporte público.
También y por otra parte quiero una ciudad a 30. Si me van a atropellar, que sea a esa velocidad.
Y sí, estoy completamente dispuesta a tener la ciudad abierta en canal: a eso y mucho más, porque estoy convencida de que con todo ello Logroño devendrá en un lugar más amable, más 'ciudadano', más sostenible.
Estoy absolutamente a favor de ese giro de 180 grados en Logroño, ahora que tan de moda está La Rioja 360º.
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