Borrar

Francisca sentía cierta envidia de sus compañeras de trabajo: una con un cáncer, gracias a dios superándolo, otra con fibromialgia, y la de administración con frecuentes bajas por jaquecas.

¿Tenía envidia? Algo así, queridos lectores. Francisca no sentía una malsana envidia contra las compañeras ... ni deseaba tener esas enfermedades, lo que envidiaba era poder hablar con naturalidad, sin ser juzgada ni estigmatizada de lo que le ocurría. Ella tenía unas ganas terribles de poder contar que había conseguido llevar una vida y un trabajo normalizados, pero que debía medicarse a diario para superar sus angustias vitales, que visitaba a su psiquiatra cada quince días para no caer en oscuros pensamientos, y que por supuesto debía asumir y olvidar aquel día en el que casi consigue acabar con todo su sufrimiento.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja ¡No estoy loco!