Llenar de vida La Rioja vacía
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La fórmula para reactivar el medio rural pasa por generar actividad económica capaz a su vez de generar empleo en los pueblosComo ha hecho cada 15 de enero desde hace 131 años, Diario LA RIOJA saludaba el pasado miércoles a sus lectores celebrando su dilatada historia de la mejor forma que ha sabido hacerlo en este tiempo: con una portada cargada de noticias. Esta vez, ... no obstante, la acompañaba de una rotunda declaración de intenciones que resumía en una frase: «Llenar de vida La Rioja vacía». Una idea coincidente con el espíritu del 'Prospecto', el ideario con el que el fundador de este periódico, Facundo Martínez Zaporta, anunciaba su salida a los quioscos en el frío enero de 1889: atender el interés de La Rioja, de sus pueblos y de sus vecinos. Por eso no es extraño que no sea ésta la primera vez que en estas páginas se aborda el declive demográfico de los pueblos de la región en favor de Logroño y de unos pocos núcleos mayores de población. O la pérdida de servicios que ha sufrido y sufre el medio rural. O el desinterés, cuando no la negligencia, de las administraciones. O la desatención a su cultura, sus costumbres y su idiosincrasia que ha venido provocada por la organización centralista, tanto estatal como autonómica, del territorio. Incluso su progresiva conversión, en la práctica, en un parque temático agreste para solaz de urbanitas.
Múltiples miradas para observar, analizar y exponer un fenómeno poliédrico que, no obstante, tiene muy poco de novedoso. Aunque hasta 2016 el periodista Sergio del Molino no puso el concepto 'La España vacía' en la calle, los pueblos de España, y los de La Rioja no han sido excepción, han experimentado desde la segunda mitad del siglo XX un progresivo vaciamiento, una inapelable pérdida de población que o los ha reducido a la mínima expresión o ha hecho de ellos núcleos deshabitados o, en los peores y no pocos casos, lugares abandonados y reducidos a vestigios de arquitectura rústica.
Mas no por tratarse de una cuestión de tan larga trayectoria debe dejar de merecer ahora atención. Al contrario, reconocer la existencia del problema es el primer paso de la terapia para darle una solución. Reconocer que la pérdida de población no es la causa sino la consecuencia de la falta de expectativas económicas y de la desatención de los poderes públicos. Los vecinos de los pueblos de La Rioja no los dejaron en los 60 del siglo pasado, y volvieron a hacerlo en la crisis del XXI, más que por la falta de expectativas laborales y por la escasez de servicios. Por sus rácanas expectativas para la supervivencia. Si ésta fue causa de que hoy se hable de 'La Rioja vacía', la fórmula para darle vida debe pasar por generar actividad económica capaz de generar empleo en los pueblos. Una riqueza que no se circunscriba a las ayudas y subvenciones sino que esté cimentada en los múltiples potenciales del medio rural. Potenciales que sus propios habitantes son capaces de encontrar donde la mayoría solo ve la nada, el vacío. En ese empeño nos tendrán a su lado cada mañana. Porque queremos ayudar a «llenar de vida La Rioja vacía»
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