A partir del día 21, cuando concluya el estado de alarma y entremos todos en la nueva normalidad, desaparecerán las limitaciones a la movilidad, aunque nuestro país mantenga las fronteras exteriores cerradas hasta el 1 de julio. Seguirán en vigor indefinidamente, hasta que el coronavirus haya quedado «definitivamente derrotado», otras medidas preventivas como la distancia de seguridad y la mascarilla, pero dado que en poco más de una semana todos los ciudadanos podrán desplazarse por todo el territorio hay que ser todavía más escrupulosos en la prevención del riesgo de contagio para que no tengamos que regresar a situaciones excepcionales, con recorte de algunos derechos civiles elementales. Hay que invocar con todo el énfasis el sentido de responsabilidad de todos, para adoptar las precauciones básicas –lavado frecuente de manos, mascarilla, distancia social– mientras las administraciones sanitarias, reforzadas todo lo necesario, han de extremar la vigilancia y los rastreos con el fin de desactivar a tiempo, mediante la rápida detección y el aislamiento de los infectados, los brotes del Covid-19 que sin duda harán acto de presencia.

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