Volatilidad

La realizadora valenciana cuenta con su voz narrativa, a modo de aventura, las circunstancias y motivaciones que la llevaron en un momento dado de confusión a familiarizarse con el bitcoin. Una apuesta en un mercado financiero digital que la succionó hasta la obsesión e incluso la adicción. Sus peripecias en el excitado y seductor sistema del trading en línea decidió convertirlo en un documental. Para ello se rodeó de un productor, Juanjo Moscardó, ingeniero de formación y conocedor de los entresijos de la moneda virtual. Lo que muestra el largometraje con un sentido visual marchoso y didáctico es el paso al frente de una directora desinteresada por la cultura financiera y despreocupada por las inversiones para adentrarse en los misterios de la especulación.

Ana Ramón Rubio formula su propuesta con gráficos, pantalla partida, imágenes de archivo, aparición de youtubers, lenguaje de todo tipo, auténtico metalenguaje, y consigue un propósito esperado, contar una historia, el único arte; lo dice ella misma.

Parte de una experiencia personal y traslada el vértigo de un equipo de rodaje cuyos miembros están enganchados a la revolución tecnológica y financiera más importante del mundo. Sus operaciones de compra y venta, ganancia y perdida, se alternan con la inclusión de testimonios de expertos en la materia que abogan por un sistema libre basado en la criptografía, algoritmos y matemáticas.

Lo más gracioso de esta chispeante pieza es su ironía final. Dice la autora en un momento dado que convierte una catástrofe de su vida (la separación de su marido) en una película sobre bitcoin para rematarla con sabor romántico.