Una lectura positiva de dos positivos

Era cuestión de tiempo que el temible virus hiciera acto de aparición en alguna de las cientos de aulas que desde el lunes albergan a los escolares riojanos. Tan imposible evitarlo como ponerle puertas al campo. Que a un alumno, a un profesor o a un trabajador no docente de un centro de la región le acompañara un día el indeseable positivo entra dentro de la lógica de este tiempo. Se trata de algo que era previsible, y aunque no de una buena noticia sí de una noticia que tiene una lectura positiva. El sistema, con todas las imperfecciones que pueda tener, funciona. El seguimiento del positivo de un familiar con el que los chavales habían tenido contacto directo ha permitido descubrir la presencia del SARC-Cov-2 en sus muestras fisiológicas. Y poner así en marcha el proceso de aislamiento tanto de los dos hermanos como de sus clases, que no del resto del centro escolar ya que cada aula funciona como grupo estable de convivencia. Es la parte positiva de un hecho negativo que recuerda que el virus persevera; que todos somos sus potenciales portadores y difusores; que el conjunto de las medidas habilitadas son inútiles si se desatienden y que el protocolo habilitado en Educación parece solvente. Lástima que la solvencia no garantice su infalibidad.