La tercera condena contra el PP por la «dinámica de beneficio mutuo» en que incurrió con la trama 'Gürtel' refleja hasta qué punto solo una línea roja inequívoca con las prácticas ilícitas sancionadas por la justicia permitirá al PP del presente y del futuro sacudirse ... el pesado lastre de la corrupción. Porque un partido de gobierno, tal y como ha insistido Alberto Núñez Feijóo desde su elección como nuevo líder de los populares, no puede permitirse seguir recibiendo sanciones judiciales en las que se constata que en un ayuntamiento bajo su mando se «sustituyó» a la Administración por un «entramado criminal»; así de crudamente describe en su sentencia la Audiencia Nacional lo ocurrido en Boadilla del Monte. Feijóo ha querido marcar distancias con las corruptelas que persiguen a su partido llamando a asumir las resoluciones de los tribunales y a «pedir disculpas». Pero aclarar esa turbiedad demanda del PP la prevención y erradicación de toda conducta sospechosa y una colaboración sin trabas con la justicia. Algo que adquiere una especial relevancia cuando están abiertas sendas investigaciones por los contratos de mascarillas que salpican a los regidores del Gobierno y el Ayuntamiento de Madrid.
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