La dimisión de Adriana Lastra como visecretaria general del PSOE facilita una remodelación de la ejecutiva cuya necesidad es compartida de puertas adentro tras el varapalo en las elecciones andaluzas a fin de recobrar pulso político de cara a las municipales y autonómicas del próximo ... mayo y las generales posteriores. Las razones personales alegadas por la dirigente socialista para justificar su renuncia –el «reposo» por un embarazo de riesgo– son tan respetables como contradictorias con los postulados en defensa de la igualdad que se abren paso dificultosamente en nuestra sociedad. Esos motivos no ocultan su precaria situación interna por las extendidas críticas a su gestión, el pulso por el control del aparato que ha perdido con el secretario de Organización, Santos Cerdán, y su limitada sintonía con los principales asesores de La Moncloa. La escudera de Pedro Sánchez desde que este saltó a la primera línea se echa a un lado cuando arreciaban los rumores sobre su posible destitución. Pero los problemas del PSOE no se resolverán solo con caras nuevas, sino recuperando una credibilidad penalizada por la espiral inflacionista y por su dependencia de grupos independentistas.
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