Secciones
Servicios
Destacamos
Ahora está de moda la nostalgia: venirse arriba con canciones ochenteras, películas de los noventa y vestuarios de ambas épocas. A muchos de los que pertenecemos a la que se dio en llamar 'Generación X' se nos empañan las pupilas cuando escuchamos los acordes de ' ... La chica de ayer', recordamos los diálogos de 'Regreso al futuro' o atisbamos una 'falda-pantalón' (¿se acuerdan?).
Estas son cosas superfluas, que traen buenos recuerdos y poco más. Pero hace diez días reviví sensaciones de antaño que ya tenía casi olvidadas: fue al contemplar a la muchedumbre que, entre cánticos y bufandas blanquirrojas, se arremolinaba por las calles de Logroño para arengar a la Unión Deportiva Logroñés ante el Badajoz. Hacía décadas que no se me revolvían las tripas con el fútbol logroñés. Demasiados años sin vibrar con un equipo (el que sea, ya no importa cuál) que vive en Las Gaunas. Y aquellas gentes me devolvieron a la época dorada del Logroñés; aquella en la que hasta en los aledaños del estadio se colocaban puestos de bufandas, postales y carteritas de los equipos de Primera División. Y se me escapó un suspiro.
Logroño necesita todo eso de nuevo. El otro día lo demostró con creces. Y los logroñeses también. Nos hace falta algo así.
Pues el sábado es el día. No hay más. Serán noventa minutos en los que los hombres de Sergio Rodríguez deberán resolver el asedio alicantino con serenidad y fortaleza. Y salir del díficil entuerto que tienen enfrente, como hace ya 498 años lidiaron nuestros antepasados logroñeses, para más gloria de la ciudad y de los colores que defendían.
Aunque solo sea porque la lágrima de nostalgia se convierta por una vez en la de la ilusión.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.