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Nadie miente cuando habla de su soledad. Por mucho que exagere. Salta ahora a primera plana asociada a la torrentera de últimos suspiros de los ancianos. Con la pandemia 'de moda' reaparece esta otra, anónima, sin nombre científico, sin número clave. No distingue franjas de ... edad aunque se acrecienta y ahonda con el uso. Las soledades mayores protagonizan una contradicción desesperanzadora: el servicio social más compasivo con el final del camino, las residencias, creadas «para estar acompañados, bien atendidos» son, en demasiados casos, ratoneras, morideros acusan, muy descolgadas de la intención y mirada de los poderes públicos. Habrá soluciones, serán imposibles, ahora más que nunca, no habrá pela para costear una empresa de buenas compañías (qué alivio en las listas del paro) No sacan redaños programáticos pa tanto como destacan.
Soledad es palabra sin sinónimos, fiel a su propia sustancia, semántica acorralada. Es nostalgia, melancolía, abandono, separación, retraimiento, incomunicación, aislamiento, abandono, desamparo, tristeza, todas son parte; la soledad es todas. Es la matemática del uno, algoritmo vacío, impar y singular. Es un estado, una situación de parada, la persona queda prisionera en una emoción zoológica; un animal predador y carroñero cierra sus ventanas, las reconvierte en puertas blindadas, sin salidas, sin entradas, espanta el aire, que se va con la música a otra parte, sin opción de echarle redes al viento porque la soledad es la red.
Al bendito Machado le bastaban sus pensamientos mientras esperaba la máxima compañía, ver a dios un día. La soledad es un campo de minas para las ideas, las volatiliza, descuartiza neuronas, hunde y diluye percepciones, las equivoca. Él mira. Ella mira. Ellos miran. Miradas paralelas que nunca se juntan. Miran por las ventanas y el mundo está al otro lado. Los cristales reflejan sus siluetas y ellos también están al otro lado. Sin ellos. Pájaros que sobrevuelan chillan como si hubieran chocado. Pasan los minutos como cuchilladas. El interior del cuerpo es una hormigonera que voltea constantemente sin cemento ni arena y el conglomerado revoca el infranqueable muro con ruidos sin armonías. De las tecnologías de comunicación desaparecen los receptores y todos los agentes están ocupados.
La soledad elegida, voluntaria, es un juguete a medida, una casita en la montaña, una herramienta de crecimiento personal, un antojo fijo discontinuo, esencial y muy productivo para artistas, creadores y medallistas deportivos. Soledad de marca blanca, libre de agobios y aditamentos tóxicos.
En la soledad el silencio desertiza el llanto, apaga el lanzallamas que devasta el territorio anhelado, berrea en busca del trueno final de la liberación, implora salvadores sin sacramentos. Un tutorial del sueño eterno. Son cosas que dicen por ahí.
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