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Antes, cuando en el amplio sentido de la palabra los agostos eran menos bochornosos que lo que ahora son, algunos diarios, para llenar sus páginas durante sus vacaciones veraniegas, publicaban noticias irrelevantes o sorprendentes. A esas noticias se las llamaba «serpientes de verano».
Hoy la ... práctica casi ha desaparecido. Hoy no hace falta recurrir a la fantasía para llenar las páginas agosteñas de noticias la mayoría de las veces más sorprendentes que irrelevantes.
Verán lo que les quiero decir. Imagínense que hace unos años (tampoco tantos) y también en el mes de agosto, hubiésemos leído en el periódico que un prófugo de la justicia española tenía en su mano la convocatoria de unas nuevas elecciones. Ni caso, diríamos. Eso es imposible. Eso es la típica «serpiente de verano». Pero ¿saben lo que ocurre?, pues ocurre que hoy no lo es, y que de imposible nada, monada. Como lo leen.
Y puestos a pensar si será o no será otra serpiente veraniega, ¿qué opinan de esa escuela de Terrassa que prefiere utilizar a una traductora antes que hablar en castellano a las familias recién llegadas al centro, aunque entiendan y hablen esta lengua? ¿Será esta otra «serpiente de verano»? ¿Saben lo que pasa?, pues pasa que tampoco lo es.
Y dándole más vueltas a la pelotita, ¿será o no será otra serpiente veraniega eso de que en la sesión constitutiva de las últimas Cortes la nueva presidenta del Congreso se comprometió a que en el pleno de la Cámara Baja se pudiera debatir y hablar en todas las lenguas cooficiales? ¿Será esta una nueva «serpiente de verano»? ¿Saben lo que ocurre?, pues ocurre que tampoco lo es.
Y para qué seguir. Así están las cosas. Por desgracia, lo que hoy está pasando es que cada vez es más difícil distinguir la paja del grano, pero cuidadín cuidadín porque en el futuro, a la hora de buscar responsabilidades, cada uno tendrá que aguantar su vela, pues como decía Iriarte: «Sepa quien para el público trabaja / que tal vez a la plebe culpa en vano, / pues si, en dándola paja, come paja, / siempre que le den grano, come grano». Con la situación que estamos viviendo, que unos y otros estamos comiendo paja es innegable, pero que nos den grano y ya verán lo que pasa. Ya verán.
Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.
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