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Pues han de saber que me había quedado un artículo de lo más bonito. Había esperado a tener datos suficientes sobre el resultado de las últimas elecciones y una vez vistas las mayorías absolutas de nuestros representantes para la Comunidad y para el Ayuntamiento, me ... había entretenido en confeccionar un cuadro sinóptico en el que imaginaba el orden en el que, tanto el presidente como el alcalde, empezarían a darnos las cosas que en sus campañas habían prometido que nos darían caso de salir elegidos.
Cosas como el abordaje de esas más de ciento veintidós medidas dirigidas a ciudadanos y profesionales de atención primaria, hospitalaria y salud pública, o el desarrollo del proyecto intergeneracional en la actual estación de autobuses, por ejemplo.
Muchas cosas y muy buenas que para obtener el resultado que se obtuvo fueron prometidas, y que ahora, con prisa pero sin pausa, toca comenzar a cumplir.
Pero bueno, que no es de esto de lo que quería hablarles. Que lo que yo quería decirles es que cuando, siempre al servicio de la más rabiosa actualidad, tenía mi artículo prácticamente acabado, me llama un amigo por teléfono y me pregunta si me he enterado de la última.
– ¿Te has enterado de la última?
– No. Estoy terminando el artículo para el domingo. Todo Blas está dándole vueltas al resultado de las elecciones.
– No, a lo que está dándole vuelta todo Blas es al nuevo anuncio del presidente.
– ¿Qué pasa, que como no le ha gustado el resultado hay que repetir la votación?
– No, pero casi.
Y no era eso, pero lo que era se le parecía mucho. Nuestro presidente, en un sorprendente golpe de mano, había pillado a todos, miembros de su partido incluidos, a contrapié y había convocado elecciones generales para el 23 de julio. Fecha esta que al menos no me negarán ustedes que, a tenor de lo que es el mes de julio en España, puente de Santiago incluido, resulta ser de lo más extravagante.
Pero no crean, y ya termino, que es por esto de la fecha de las elecciones por lo que yo titulaba 'Seamos serios' estas líneas. A fin de cuentas hay que reconocer que si el presidente ha puesto la fecha que ha puesto para las elecciones, en gran parte será por hacer bueno aquello de que el que lo organiza y no gana es porque no le da la gana.
Lo que peor me ha sabido es que, por tanto cambio y tan repentino, he tenido que guardarme el artículo de las elecciones, con lo bonito que me había quedado. Toda una pena. Y hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.
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